En el barranco del Chorrillo a la altura de la calle Feria (Sotogrande alto) se ha construido a menos de 35 metros del arroyo de las Canteras , afluente del arroyo Guadalquitón.

Estas construcciones para nivelar sus casas están depositando toda clase de áridos que llegan a la servidumbre y al arroyo (escombros, piedras ,…) estos hechos están provocando la seca de fresnos y otros árboles de ribera que están en el mismo cauce, dónde se encuentran especies endémicas y protegidas por la Ley.

Informe:

ECOSISTEMAS DE RIBERAS.

Se podría definir como el espacio vegetal que establece el límite entre un río o arroyo y su entorno, constituyendo una zona de transición entre los sistemas terrestres de ladera y los acuáticos del cauce, presentando unos caracteres ecológicos singulares y diferenciados.
Cuando la cubierta vegetal alcanza el porte arbóreo, se comienza a definir como bosque de galería, bosque de ribera o sotobosque; un espacio en donde se realzan las singularidades ecológicas y aumenta el contraste con su entorno inmediato.

El contraste no es sólo visual y paisajístico, va mucho más allá, convirtiéndose el bosque de galería en un microclima con condiciones propias de temperatura, humedad, insolación, etc., presentándose como un verdadero ecosistema lineal, radicalmente diferenciado de los entornos que atraviesa y generando siempre una riqueza ambiental añadida y un mayor índice de biodiversidad.

En muchas ocasiones, por desconocimiento, imprudencia o por la tradicional ambigüedad a la hora de proteger los hábitats riparios, los proyectos destinados a la restauración de ríos han acabado siendo los causantes de la destrucción de las propias riberas, situaciones en las que se intuye que ha operado siempre una perspectiva excesivamente simplificada de lo que es un cauce fluvial.

Importancia de los bosques de ribera:

El hecho citado de ser un ecosistema singular conlleva la adición de elementos biológicos, climáticos, culturales, paisajísticos a un determinado enclave, enriqueciéndolo en su conjunto, pero además, la vegetación de ribera cumple una serie de funciones específicas que hace un tanto más habitable y seguro el entorno para sus pobladores, sean comunidades faunísticas o sea el propio ser humano.

Funciones más destacadas:

o Estabilización de márgenes y orillas.
La presencia de vegetación en los ríos da una mayor cohesión al suelo a través de su sistema de raíces, aumentando de manera considerable la resistencia a la erosión. Cuando hay abundante vegetación, la corriente tiende a erosionar más el lecho del río que sus bordes y orillas, creándose así tramos más estables, más encajados y menos sinuosos, con menor riesgo de desbordamiento.

o Prevención de avenidas.
Como extensión de lo anterior, raíces, ramas bajas y arbustos crean un entramado que favorece el depósito de los sedimentos arrastrados y disminuye la velocidad de la corriente, amortiguando la energía de arrastre de las grandes afluencias de agua y, por tanto, paliando sus efectos. El ramaje se encargará también de retener los sedimentos más grandes que son arrastrados y que suelen ser los más dañinos en caso de desbordamiento.

o Control de la influencia del entorno sobre el cauce.
La vegetación de ribera tiene la cualidad de ejercer de filtro sobre todo tipo de aportes que se hacen al río a través de su cuenca: La escorrentía de las laderas es retenida o utilizada en gran medida por la vegetación ya que presenta una elevada tasa de evapo-transpiración; también absorbe buena parte de los nitratos y otros nutrientes que vienen disueltos en las escorrentías y que, de llegar al cauce supondría siempre un empeoramiento de la calidad de las aguas; por último, la escasa pendiente y la permeabilidad del suelo producidas por un estrato rico en vegetación, inciden en que una importante proporción de los sedimentos quede retenida, favoreciendo una menor turbidez y contaminación del agua así como una mejor conservación del lecho.

o Estímulo sobre el funcionamiento del ecosistema fluvial.
Los bosques de galería evitan en gran medida que los rayos de sol incidan directamente sobre el agua, reduciendo las oscilaciones térmicas excesivas y evitando parte de la evaporación; además las plantas aportan al agua carbono orgánico en forma de partículas de materia vegetal. Con todo ello se favorece el que se puedan completar en mejor grado las cadenas tróficas que tienen lugar a nivel subacuático.

0 Refugio de flora y fauna.
Por sus características particulares, los sotos acaban siendo colonizados por un cortejo de plantas y animales exclusivos de este hábitat, pero además, como es el caso de aves y otros vertebrados, se acoge a otras especies en cuanto que ofrece unas condiciones de alimentación, nidificación, refugio y temperatura mucho más favorables que cualquier otro lugar de las proximidades. El caso de Villalba a este respecto es significativo en cuanto que tan sólo unos cientos de metros aguas arriba, donde la vegetación y la calidad de las aguas presentan un estado bastante aceptable, se puede detectar un número de especies tanto animales como vegetales sensiblemente mayor al del tramo aquí estudiado. Especies que sin duda colonizarán este tramo del río en cuanto comience a presentar un sustrato vegetal adecuado (siempre y cuando se acompañe de una mejora en la calidad del agua y no aumente la presión antrópica en el entorno).

o Se favorece la biodiversidad.
Si a la atracción que ejerce sobre especies exclusivas junto a otras más generalistas le sumamos la alta productividad que se asigna a este ecosistema, se concluye que están destinados a ser casi siempre sistemas «fuente»: Se crea naturaleza y se irradia hacia el entorno. Si además de esto se tiene en cuenta su linealidad característica, la conclusión será que los bosques de ribera son corredores ecológicos de primera magnitud, dónde es posible la propagación de especies, el intercambio genético y el mantenimiento de un elevado índice de diversidad biológica.

o Interés paisajístico.
El contraste de los cauces que cuentan con vegetación riparia es más acusado y presentan así un elemento destacado de variedad al paisaje y de ruptura visual de los elementos monótonos, ruptura siempre armónica que revaloriza la percepción del conjunto del territorio. Además las riberas ofrecen al hombre una serie de valores como son un microclima más agradable por fresco y húmedo en épocas secas o como es su calidad visual, olfativa y sonora que de una u otra manera ha tratado de reproducir el Hombre en sus espacios ajardinados a través de la Historia.

Sugerencias relativas al bosque de ribera:

- No se debe eliminar la cubierta vegetal, aunque en algún caso no resulte muy estética, salvo en aquellos lugares puntuales que sea necesario.
- Los lugares destinados a juegos y otras actividades que requieran eliminación de cubierta deberían ocupar las zonas más alejadas del cauce, se deberían limitar a un máximo de dos rectángulos más una senda y, en cualquier caso, deberían ocupar una superficie sensiblemente menor a la propuesta en la Maqueta.
- La forestación se deberá realizar exclusivamente con especies autóctonas, respetando siempre el esquema de las bandas de vegetación ribereña, es decir, seleccionando la especie más adecuada para cada lugar en función de la distancia al eje del cauce. No será por la falta de especies ibéricas que reúnan buenas condiciones para estar en riberas: Majuelos, endrinos, escaramujos, madreselvas, zarzamoras, tarayes, varias especies de sauce, fresnos, olmos, álamos blanco y negro, alisos, castaños, avellanos, etcétera.
- Se debe tratar en lo posible de crear bosquetes y huir de las plantaciones lineales así como de otros tratamientos que se aproximen al ajardinamiento y que sí son convenientes en otro tipo de entorno como pueden ser los Parques Urbanos.
- Se estima conveniente no dotar a este enclave de iluminación, al menos más allá de la existente en el camino de la Cañada. La presencia de luminarias permanentemente encendidas alterará el adecuado funcionamiento del ecosistema e impedirá que sea colonizado por algunas especies que necesitan de un régimen normal de oscuridad.
- Se sugiere la creación de una o dos balsas de agua en el discurrir de la acequia, que siendo de tamaño somero y poca profundidad, puedan mostrar otros caracteres propios de las zonas húmedas como puede ser la reproducción de anfibios y de invertebrados mayores o la aparición de una flora específica.

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