En las elecciones de noviembre de 2011, el Ministerio del Interior se ufanaba de haber ajustado mejor la impresión de papeletas de voto al número de votantes, después de darse cuenta de que se imprimía más del doble de las papeletas necesarias. Es decir que al menos en las elecciones de 2008, se tiraron a la basura 500 millones de los 900 millones de papeletas de voto impresas.

Este empeño en reducir el gasto asociado a las elecciones debería incluir una reflexión acerca de los sobres utilizados para votar. Ecologistas en Acción se pregunta por qué es imprescindible introducir el voto en un sobre y, de serlo, propone que por lo menos los sobres no lleven impresa la fecha y puedan servir posteriormente.

En las elecciones andaluzas y asturianas del 25 de marzo, los sobres volvían a tener el año impreso, haciéndolos inutilizables para futuros comicios. Ecologistas en Acción ha preguntado a la Junta de Andalucía y al Principado de Asturias cuántas papeletas de voto y sobres han sobrado y qué destino se ha dado a estos residuos.

El abuso de recursos materiales pagados con dinero público que se hace en las elecciones es un ejemplo más de la irracionalidad de nuestra sociedad que necesita austeridad y un uso inteligente y solidario de los medios materiales y sociales. El derroche institucional no tiene excusa, y menos en época de estrecheces.

No se trata sólo de euros y de árboles, sino de eficiencia y sentido común.