Un análisis detallado de los presupuestos del Ministerio de Fomento para 2012 demuestra que vamos a seguir invirtiendo lo que no tenemos en caras e impactantes infraestructuras de transporte. El Grupo Fomento (el Ministerio junto a organismos públicos como Adif, Aena o Seittsa) prevé invertir 11.900 millones de euros en grandes obras como nuevas autovías o más líneas de alta velocidad, a pesar de que no tienen la demanda suficiente para justificar este gasto. Y tampoco generarán desarrollo económico y empleo como muestra tercamente la realidad. Al contrario, estas ruinosas inversiones generan más deuda y empobrecimiento por su escaso retorno social. Y lo que es peor, se olvida que se llevan a cabo con los fondos que recortamos en sanidad, educación, protección social o medio ambiente.

El Ministerio de Fomento anunció que sufrirá un recorte del 34,6% de sus presupuestos con respecto a 2011. Sin embargo, si nos fijamos en los presupuestos que maneja todo el llamado Grupo de Fomento (el Ministerio junto a las sociedades mercantiles y entidades públicas empresariales como Adif, Aena o Seittsa), el descenso en los fondos disponibles es mucho menor, del 8,6%.

Las inversiones van a seguir siendo cuantiosas en infraestructuras de las que ya tenemos una gran dotación y una escasa utilización. Así, por ejemplo, en 2012 se invertirán 4.187,7 millones de euros en nuevos tramos de alta velocidad ferroviaria, en su mayor parte dedicados al AVE a Galicia. Y ello a pesar de que un estudio interno de Fomento que se filtró hace un año (marzo 2011) concluía que la demanda de viajeros en este corredor (que en conjunto costará más de 8.500 millones de euros) solo admitiría tres trenes diarios en cada sentido. Estas cifras astronómicas contrastan con, por ejemplo, los 28,5 millones de euros previstos para las cercanías, mucho más utilizadas por la ciudadanía.

También gastaremos 1.280 millones de euros en construcción de más carreteras. A pesar de que somos el país europeo con más kilómetros de autovías y autopistas (en Europa 1 de cada 5 kilómetros de este tipo de calzadas está en España), se pondrán en servicio 170 km más durante 2012. Si lo comparamos con los exiguos 53 millones que el Ministerio con las competencias de medio ambiente va a dedicar a la partida de “prevención de la contaminación y el cambio climático” quedan pocas dudas de por dónde van las prioridades del Gobierno.

El argumento para justificar esta enorme inversión es siempre el mismo: las infraestructuras generan empleo y dinamización económica. Pero la realidad desmiente estas afirmaciones una y otra vez. De otro modo no se entiende que seamos el primer país europeo en kilómetros de autovías y autopistas y en alta velocidad ferroviaria –así como récord de aeropuertos ociosos o sobredimensionados– y al mismo tiempo tengamos la peor tasa de paro europea y una de las peores situaciones económicas.

La consecuencia de estas obras de infraestructura es justo la contraria: estas inversiones sin retorno social ni económico positivo nos empobrecen y nos endeudan cada vez más. Fomento acaba de pedir 3.000 millones de euros al BEI para financiar estas obras, lo que no hará sino incrementar una deuda ya insoportable. Sobre todo porque la forma de pagarla están siendo los draconianos recortes sociales que día sí y día también nos comunican. Pero que, hoy por hoy, seguimos sin aplicarlos al cemento.