El Oceanográfic parece un jardín zoológico cualquiera de los años 50 o 60 del siglo pasado, donde tienen una serie de animales metidos en espacios pequeños y con evidentes signos de estrés o reducidos a una apatía total. Esto se ve en particular en la sección del “Ártico”, una cúpula cerrada a la que no llega el sol y con un ruido ensordecedor cuando entran grupos de personas, que además atacan con los flashes de sus cámaras de fotos

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Beluga Oceanográfic Valencia

Las belugas es un buen ejemplo de lo que estamos denunciando. Da pena verlas. Su espacio es tan pequeño que tenerlas así roza el maltrato a los animales. La situación del macho es preocupante por la importante depresión que padece y que se manifiesta con que se mantiene flotando de cara a la pared, no se mueve, levemente la aleta caudal en algunas ocasiones, y así pasa las horas y los días, y su limitado recinto desde luego no le ayuda.

La situación de las morsas es grave. Metidas en un contenedor de cristal muy pequeño muestran ya síntomas de un estrés galopante. Su recinto, terriblemente reducido y equipado de tres focos potentes que alumbran directamente al agua convirtiéndolo todo en un “interrogatorio de tercer grado”, carece además de alguna barrera visual entre ellas y el público como tampoco disfrutan estos animales de algún estímulo durante el día

Los leones marinos también están amontonados, contándose entre diez y doce individuos en una piscina pequeña.

Pero la cosa no acaba ahí. El Oceanográfico tiene delfines mulares para dar espectáculo en un espacio bastante reducido para los hasta 40 millas al día que nadan y buceando a más de 500m cuando se encuentran en libertad

Estando en el siglo XXI, se podría esperar otra cosa. Por lo menos unas instalaciones donde se nota que el bienestar de los animales tiene prioridad, y no este panorama donde los animales evidentemente han quedado reducidos a simples cuestiones económicas.

Por todo lo dicho, Ecologistes en Acció de València exige que se tomen las medidas necesarias para que se amplíen notablemente los espacios de los que disponen los mamíferos marinos de modo que dichos espacios queden más en concordancia con la naturaleza de cada animal y cumplan la Ley 31/2003 de Zoológicos, en especial el artículo 3.a y b, que habla del bienestar de los animales.