El incendio que ha arrasado entre 500 y 600 hectáreas del Parque Nacional de Cabañeros y del monte de utilidad pública de Navas de Estena es un lamentable episodio que ha afectado a uno de los espacios naturales protegidos más singulares de toda Europa, así como a sus pobladores.

Una vez más, parece ser la intervención humana la principal responsable de semejante desastre ambiental. Esta circunstancia es especialmente grave si, como parecen apuntar las primeras investigaciones realizadas por las autoridades sobre el área afectada, el incendio fue provocado, pues parece que – a falta de confirmación definitiva – han sido localizados hasta cuatro focos diferentes del inicio de la catástrofe. Además, la zona afectada lo ha sido también en conatos ocurridos en años anteriores por lo que parece que puede haber una circunstancia recurrente sin resolver.

En este sentido se hace más necesaria que nunca una investigación en profundidad de las circunstancias del incendio y la puesta a disposición judicial de los causantes, así como una aclaración de las causas subyacentes de los incendios en la zona. Sólo así, con una investigación seria y hasta las últimas consecuencias se puede llegar a poner freno a este tipo de incendios provocados.

Lo más importante no es aumentar las penas por producir incendios graves, sino aplicar las leyes y el código penal existente, cosa que muchas veces no se hace por la escasez en medios de vigilancia y de investigación y por las deficientes condiciones en las que desarrollan su trabajo frente a este tipo de delitos los fiscales y los jueces.

Las penas de cárcel ya son duras, pueden llegar a 5 años si el incendio tiene consecuencias ambientales graves y a 20 si se han puesto en riesgo la vida o la integridad física de las personas. Pedir penas más graves es una forma cómoda de abordar el problema de los incendios. Lo fundamental es que las leyes que tenemos se cumplan y para ello hay que poner los medios y la voluntad que ahora falta, no sólo por los recortes, también por la manera simplista con la que se enfoca este problema desde algunos responsables políticos.

Los impactos del incendio han sido muy graves. Las afecciones a la vegetación de especies propias del matorral y monte mediterráneos tardarán décadas en recuperarse, aunque lo harán si se aborda correctamente la regeneración de la zona. Esta circunstancia es especialmente grave si se tiene en cuenta que con ello también se han visto afectados los hábitats de especies declaradas en peligro de extinción como el Águila Imperial Ibérica, la Cigüeña Negra e incluso el Lince Ibérico.

Pero también es importante el impacto a un recurso esencial para la subsistencia de las economías rurales locales como es el turismo de naturaleza.

Por todo lo anterior, Ecologistas en Acción solicita a la Junta de Comunidades y al Ministerio de Agricultura que una vez superada la emergencia de tan lamentable episodio, no se abandone a las poblaciones rurales, las cuales sufrirán el impacto del fuego durante las próximas décadas. Todo ello mediante la aplicación de políticas de gestión ambiental que pongan freno a los incendios y que supongan el mantenimiento de los medios tradicionales de explotación del medio rural (aprovechamiento silvo – forestal, agricultura y ganadería extensivas y/o ecológicas) y de alternativas tan válidas como el desarrollo de un turismo en la naturaleza sostenible que ponga en valor la importancia de la preservación de tan singulares espacios naturales.

Por último, Ecologistas en Acción de Toledo quiere valorar especialmente y agradecer el esfuerzo, la dedicación y coordinación del personal y los servicios de extinción que han trabajado en el operativo para controlar el fuego en Cabañeros y Navas de Estena, los cuales se juegan diariamente la vida por preservar nuestros recursos naturales.