Estamos en crisis, nos dicen continuamente y, casi con la misma contundencia, nos tratan de convencer de que el consumo nos ayudará a salir de este atolladero. Pero es difícil de creer que lo mismo que provocó la crisis vaya a contribuir a solucionarla. La llegada de la época navideña suele estar marcada por un consumo alejado de las necesidades humanas y más cercano al despilfarro, la exaltación publicitaria de las emociones y la mercantilización de los afectos proponiendo la compra de productos como vía para poder expresarlos. Las calles se llenan de una sobre-iluminación que, más allá de la transmisión de símbolos típicamente navideños, están asociadas sobre todo a promover un consumo descontrolado. No es de extrañar que, en una sociedad que sitúa al consumo y la acumulación de bienes en la cima de su escala de valores y en el objeto de sus aspiraciones, la navidad represente una oportunidad para aumentar los volúmenes de ganancias empresariales.

Frente a este escenario cada día son más numerosas las iniciativas colectivas que pretenden denunciar los excesos y defectos de este modelo de consumo, promoviendo la reflexión crítica, denunciando los impactos, construyendo alternativas y articulando iniciativas para un consumo consciente, crítico y responsable. Reivindican, entre otras cosas, que una disminución en el consumo nos hará vivir mejor, que es necesario otro modelo que priorice el pequeño comercio frente a las grandes superficies, la agricultura ecológica frente a la industria de la alimentación intensiva o la cultura de la reutilización frente a la cultura del «usar y tirar».

Ya están en marcha proyectos que, a pequeña escala, ensayan una forma más sostenible de consumo. Estos proyectos comparten profundas raíces con procesos colectivos, comunitarios o solidarios, y la cultura propositiva necesaria para que el cambio de modelo se haga efectivo. Comprar en los Mercados de la Tierra de Arenas de San Pedro y CSA Barrio Tiétar en La Adrada, unirse a cualquiera de los tres grupos de consumo activos en el alto Tiétar, usar las tiendas gratis de Casavieja y La Adrada para cubrir nuestras necesidades, asociarse en Raiz – Casavieja para poder disfrutar de productos sanos y artesanos de km.0, crear nuestros propios juguetes con la Asociación Aprisquillo de La Adrada o Siete Condesas en Arenas de San Pedro, intercambiar nuestras habilidades en el Banco del Tiempo al Tiempo, disfrutar de la cultura alternativa en la asociación La Faenao la sala El Balcón... son sólo algunas de las posibilidades de nuestro Valle. Hay otras y muchos ejemplos a seguir que necesitan personas que las impulsen. Pueden consultarse en la web de los Ingenios de Producción Colectiva (IPCs)).

Ecologistas en Acción promueve a lo largo de todo el año una reducción en el consumo que nos haga vivir mejor, y propone distintas alternativas para resolver las necesidades de un modo poco o nada mercantilizado. En estas fechas es especialmente importante recordar la importancia de un consumo crítico, local, responsable y solidario como una vía para poner un freno consciente a la crisis socioambiental que se hace cada vez más visible e incontestable.