Ecologistas en Acción denuncia que, al igual que viene ocurriendo en la capital, el ozono troposférico está alcanzando unos niveles muy preocupantes en toda la región. Y, también de la misma manera que en la ciudad, con idéntica respuesta de las autoridades responsables: ninguna.

Las abundantes lluvias de los primeros meses de este año han camuflado la realidad de la calidad del aire, tanto en la capital como en la región madrileña. Pero estos días de canícula, la meteorología deja de ser aliada del aire sano y se convierte en colaboradora de la contaminación.

La legislación vigente establece un Umbral de Protección de la Salud (120 microgramos de ozono por metro cúbico durante ocho horas) que no debe superarse más de 25 días al año. Pues bien, como puede comprobarse en la tabla de más abajo, durante la primera quincena de julio hay muchas estaciones que han gastado más de la mitad de su “crédito” para todo el año.

De las 23 estaciones de la red de control de la Comunidad de Madrid, solo la ubicada en Valdemoro no superó ninguna vez este umbral de contaminación por ozono “malo”. El resto de la red tuvo estaciones, durante estas dos primeras semanas de julio, con hasta 12 días insanos (Guadalix, Arganda, Alcorcón) o con 11 días (Móstoles, Colmenar, El Atazar, Orusco, Algete, Majadahonda).

Para hacerse una idea de la situación, solo comentar que durante 2012 en esta primera quincena de julio hubo en total 54 superaciones (días x estaciones que superan el umbral de protección a la salud) frente a las 193 que se han registrado en el presente año.

El ozono troposférico y ozono “malo” aparece con mayor frecuencia entre abril y septiembre, cuando los rayos solares inciden con mayor intensidad en otros contaminantes, esencialmente el NO2 (dióxido de nitrógeno) que dan lugar al ozono a través de diversas reacciones fotoquímicas. La abundante presencia de dióxido de nitrógeno en la región madrileña, procedente de la combustión de combustibles asociada al tráfico, propicia la formación del ozono troposférico.

La fuerte acción oxidante de este contaminante produce un amplio cuadro de afecciones a la salud, según estudios avalados por la OMS, que va desde irritación en los ojos, agudización de problemas respiratorios (la creciente población afectada por asma no es ajena a esta causa), dolor de cabeza, cansancio injustificado o incluso problemas más graves, como el ictus cerebral e incluso la diabetes.

Por otro lado, la vegetación y las cosechas sufren también los efectos del ozono, mermando su productividad, así como los materiales inertes de edificios, monumentos y estatuas, que ven incrementado notablemente su deterioro por una mayor oxidación.

Para Ecologistas en Acción el Gobierno de la Comunidad de Madrid viene demostrando año tras año su falta de interés real para combatir esta lamentable situación. Toda su actividad se centra en campañas de imagen sin contenido y sin repercusión real alguna en los niveles de ozono.

Como también viene señalado con insistencia esta organización ecologista, la clave para luchar contra el ozono reside en la limitación del tráfico rodado, que es el que causa estos altos niveles de contaminación que incluso se trasladan a provincias próximas como Toledo y Guadalajara.