Ecologistas en Acción presenta alegaciones al Estudio de Impacto Ambiental del proyecto denominado “adquisición de datos sísmicos en los permisos de investigación de hidrocarburos Chinook A, Chinook B, Chinook C y Chinook D, en el mar de Alborán, frente a las costas de Málaga, Granada y Almería”.

Para la asociación ecologista la prospección que se va a llevar a cabo es dañina para la fauna y las pesquerías, con independencia de la crítica general que merece el hecho de que el Gobierno español apueste e impulse las energías no renovables y contaminantes.

Por ello, el primer grupo de alegaciones trata sobre la estrategia energética de la Administración, suponiendo que se encuentre gas, la administración que impulsa esta estrategia no ha tenido en cuenta el grave daño que producirá la creación de plataformas de extracción bien visibles de un litoral que actualmente es fuente de riqueza como destino turístico.

Algunos efectos potenciales, como las posibles emergencias en estas instalaciones, no se pueden considerar como ineludibles, pero sí probables, por lo que, teniendo en cuenta que en la zona afectable existen actividades incompatibles con tal desarrollo extractivo (ej. pesquerías, turismo litoral, espacios naturales, etc.), sería ineludible la aplicación del principio de precaución.

En otro orden de alegaciones, Ecologistas en Acción, señala que el estudio no hace referencia, a la hora de la justificación estratégica, a los objetivos de la Hoja de Ruta de la Energía 2050 de la Comisión Europea, donde indica que se debe avanzar en la dirección de las energías renovables, en la eficiencia energética y en el ahorro en las importaciones de combustibles fósiles. “Mientras en la Unión Europea la intensidad energética desciende, en el Estado español el proceso es el inverso”.

En cuanto a la actividad y flota pesquera, desde la asociación ecologista creemos que serían muchos los puertos que se verían afectados tales como el de Adra, Roquetas de Mar, Carboneras, pasando por Fuengirola, Marbella hasta llegar a Algeciras y una flota pesquera afectada de 593 embarcaciones con un promedio de eslora total de 12,16 metros y un arqueo bruto TRB de 15,86.

Otra tanda de alegaciones se centra en la fase de prospección propiamente dicha, que es la que realmente está ahora en información pública. Aquí observamos dos clases de impactos: unos de tipo geológico y otros de tipo faunístico.

El Mar de Alborán es uno de los enclaves más relevantes del Mar Mediterráneo, donde se dan condiciones excepcionales gracias a los procesos de mezcla de aguas, cálidas y salinas del mediterráneo, con las aguas frías y menos salinas del atlántico.

La onda acústica creada por estos dispositivos de prospección que se van a utilizar no tiene en sí una energía de gran magnitud, hay que llamar la atención sobre la existencia de abanicos asociados a cañones submarinos, sedimentos caracterizados por cierta inestabilidad por su disposición en talud, y la posible creación de un tsunami por la onda creada al movilizarse grandes masas de sedimentos».

Pese a reconocer que la posibilidad de un tsunami derivado de las prospecciones que alcance la costa «es poco probable». Para la asociación no se debe descartar «esta posibilidad en un medio tan inestable, por lo que, ante esta duda razonable, se debería aplicar el principio de precaución».

En cuanto a los daños a la fauna, y con ello también a la pesquería, es el grupo de alegaciones más importante y mejor documentadas científicamente en una amplia revisión de los estudios llevados a cabo por todo el mundo, recogidos en la monografía Documento técnico sobre impactos y mitigación de la contaminación acústica marina, del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.

Desde Ecologistas en Acción se sorprende como el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa ignora gran parte de los estudios recogidos en el mencionado Documento Técnico. Para la asociación, más bien, parece admitir los daños potenciales, limitándose a proponer medidas de mitigación, como es la de realizar los sondeos fuera de los periodos de máxima afluencia de cetáceos, “medidas que calificamos de pobres e incompletas o ingenuas, porque, por un lado, estas medidas no pueden impedir que en la zona se desplacen cetáceos” y también ignora los daños sobre otros elementos de la fauna marina.

Además, el EIA (Estudio de Impacto Ambiental) parte del principio de que la intensidad sonora disminuye con la distancia, lo cual no es siempre cierto, como se ha demostrado en varias ocasiones. “Este hecho invalida las medidas de mitigación que ofrece el EIA, o al menos exige detener el proyecto por aplicación del principio de precaución consagrado en la Constitución de la Unión Europea”.

Finalmente para la agrupación, este tipo de impactos sobre la fauna tiene un claro efecto dominó sobre los las cadenas tróficas de los ecosistemas actualmente protegidos en la zona que se va a prospectar, los Lugares de Interés Comunitario (LICs) existentes desde los Acantilados de Maro hasta Adra, el paraje natural de la isla de Alborán, el de Maro-Cerro Gordo, etc., que actualmente forman parte de un ZEPIM (Zona de Especial Protección del Mediterráneo), además de calderos tan importantes como el de Seco de Motril y otros adyacentes. Impactos que contravienen las normas de protección y compromisos internacionales hacia estos espacios protegidos.