Con una cesta de productos básicos y una carta, miembros de Ecologistas en Acción y de la Iniciativa por la Soberanía Alimentaria de Madrid, acudieron esta mañana al Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente. En el Día Mundial de la Alimentación recordaron el uso creciente de cereales o aceites vegetales para la fabricación de biocombustibles de primera generación. Es necesario que el Gobienro español apueste por limitar las políticas europeas de fomento de estos combustibles, que provocan una competencia desigual por la tierra.

Pan de cereales, azúcar de caña, alubias o tomates fueron algunos de los productos incluidos simbólicamente en la cesta. Son básicos para la alimentación humana, que, sin embargo, dejan de cultivarse o son utilizados para la producción de carburantes en muchas regiones del planeta. Los cereales y la caña de azúcar son materia prima para el bioetanol; las legumbres autóctonas son una alternativa a la soja transgénica, cutilivada para fabricar biodiesel.

Es urgente que se frene la competencia por la tierra, que se defienda que los comestibles están por delante de los combustible y que se recuerde que las políticas europeas actuales de fomento de los agrocombustibles provocan hambre.

Así se explica en la carta dirigida al Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente y al de Industria y Energía. En las discusiones actuales en el seno del Consejo de Europa, ambos ministros deberían defender una limitación severa a los llamados “biocombustibles de primera generación”, aquellos fabricados a partir de materias agroalimentarias.

La propuesta de la Comisión Europea de 2012 proponía limitar el uso de “biocombustibles de primera generación” al 5%, para reducir el impacto en los mercados agrícolas y en la alimentación de las personas más pobres del planeta.

Para Abel Esteban, portavoz de Ecologistas en Acción, “es inadmisible que los gobiernos de algunos Estados miembros, incluyendo el español, al igual que el grupo popular del Parlamento Europeo, están pidiendo incrementar ese límite al 7 u 8%, muy por encima de los niveles de producción y consumo actuales, lo que agravará la situación de los millones de personas”.

Igualmente, las organización ecologista considera imprescindible una postura que defienda que las políticas y fondos públicos europeos únicamente fomenten el uso de biocombustibles que ofrecen reducciones significativas de emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello es imprescindible contabilizar las emisiones debidas a los cambios indirectos de usos de suelo (conocidas como emisiones ILUC), como recomienda un importante conjunto de trabajos científicos.

Abel Esteban recuerda como el 95% de los biocombustibles consumidos en el Estado español proceden de materias agroalimentarias, mayoritariamente de países cuyas comunidades sufren severos impactos por los monocultivos de palma, soja o caña. Además, más del 95% del biodiesel (que triplica el consumo de bioetanol), procede de aceites de soja argentina y palma indonesia, cuyo cultivos está generando la roturación de millones de hectáreas de bosques, selvas y otros ecosistemas naturales, liberando ingentes cantidades de gases de efecto invernadero, destruyendo biodiversidad y arrasando con los modos de vida de miles de comunidades campesinas.

Los activistas entregaron una cesta de alimentos ecológicos, cuya producción es una potente herramienta de lucha contra el cambio climático, tanto por la reducción del uso de combustibles fósiles en la fabricación de insumos o uso de maquinaria, como por la fijación de C en los suelos. En concreto, la cesta entregada contenía :

Pan: los cereales supusieron más del 70% de la materia prima del bioetanol consumido en España en 2011.

Azúcar de caña de comercio justo: fabricada por comunidades campesinas de…, y que les garantiza una remuneración justa por su trabajo. La caña procedente de monocultivos brasileños supuso el 25% del bioetanol español en 2011.

Legumbres: el fomento de leguminosas autóctonas ayudaría a reducir tanto el uso de fertilizantes nitrogenados, como la dependencia europea de proteína vegetal, que implica la importación de millones de toneladas de soja transgénica cada año, cuyo aceite se utiliza para la fabricación de biodiesel.

Hortalizas: complemento nutricional básico en la alimentación de comunidades campesinas, amenazada por el acaparamiento de tierras cultivables para monocultivos energéticos.

- Más información: AGROPOLY – A handful of corporations control world food production