Para entender y solucionar la crisis en Ucrania hay que atender también a factores como el alza de los alimentos como consecuencia de la subida del precio del petróleo. Esta subida, entre otros factores, tiene detrás el que el crudo ha alcanzado su pico de máxima extracción.

Para entender los conflictos hay que juntar una amalgama de factores. En el caso de Ucrania es necesario analizar los intentos de Rusia, por un lado, y la UE y EE UU por otro (aunque no totalmente coincidentes) en tener a la potencia centroeuropea en una posición de subordinación a sus intereses. También el devenir histórico y cultural de las regiones occidental y oriental del país. Este devenir ha estado condicionado también por las políticas económicas de corte neoliberal, que han polarizado y empobrecido más a la población. Y, por supuesto, también ha sido central el quehacer de distintas organizaciones sociales desde la caída de la URSS, con momentos de especial intensidad como al Revolución Naranja y la actual.

Estos y otros elementos están saliendo en los análisis que se están produciendo en estos días. Sin embargo, hay otros factores, que seguramente están también desempeñando un papel central, que no aparecen: los relacionados con la menguante disponibilidad de recursos.

Antes de que estallase el conflicto actual, el alza del precio de los alimentos implicó un empobrecimiento general del país pero, sobre todo, de la población urbana. Este proceso vino acompañado por un aumento de los precios en general, a pesar de como lo camuflaron las estadísticas oficiales. Esto provocó que más del 50 % de los ingresos en los hogares ucranianos se dedica a la compra de alimentos. La causa principal (pero no única) que explica la fuerte inflación de los precios de los alimentos es la subida del petróleo como consecuencia de que ya hemos alcanzado el pico de máxima producción y lo que resta es el petróleo más difícil de extraer, de menor calidad y en cantidades decrecientes. Todo ello hace que sea los hidrocarburos sean cada vez más caros.

En realidad la correlación entre altos precios de la alimentación y revueltas sociales no es exclusiva ni mucho menos de Ucrania, sino que se encuentra en muchas de las crisis recientes, como la Primavera Árabe, como Ecologistas en Acción ya denunció para el caso de Siria. Esto no implica que esta sea la única causa de estos conflictos, sino que en una situación de carencia alimentaria la propensión social a alzarse es mayor.

A esto se suma que Ucrania es un importador neto de energía. En 1976 alcanzó su pico del petróleo y gas. Desde entonces su extracción de hidrocarburos ha disminuido más de un 60 %. De este modo, hoy en día el 80 % del petróleo y el 70 % gas que consume el país proviene de Rusia. El precio de este gas se ha casi cuadruplicado desde 2004, lo que ha sido un factor adicional que ha empujado la inflación y el empobrecimiento de la sociedad.

A partir de este análisis Ecologistas en Acción considera que es imprescindible el abordaje de los problemas de fondo que provocan situaciones de fuerte desigualdad e injusticia social para poner las bases de una convivencia pacífica. Algunas líneas de actuación desde la sociedad civil serían:

  • Presionar para que ninguna de las potencias siga interviniendo en el país. Esto incluiría no solo a Rusia, EE UU y la UE, sino también al FMI y sus ayudas financieras a cambio de la implantación de políticas neoliberales.
  • Apoyar una regeneración democrática del país con la convocatoria de elecciones y un proceso constituyente participativo.
  • Poner en marcha medidas para garantizar unas condiciones de vida dignas en Ucrania. Algunas acciones inmediatas en este sentido serían la entrega de bienes básicos a precios asequibles para la población.
  • Descarbonizar la economía ucraniana haciendo una apuesta decidida por las energías renovables.