El sonido de las avionetas a tempranas horas de la mañana vuelve a llamar la atención de los vecinos de la comarca. Algunas personas se preguntan si serán medios aéreos que estarán colaborando en las labores de extinción de alguno de los abundantes incendios de este verano. Pero no, no se trata de ningún incendio; las fumigaciones aéreas contra la mosca del olivo han comenzado.

De nuevo, los habitantes y los turistas que visitan la Subbética tienen que soportar el grave riesgo para su salud que representan estos tratamientos indiscriminados. El insecticida es rociado por olivares, sierras, ríos, cortijos y aldeas; sin importar lo más mínimo la presencia de personas que puedan verse afectadas; Todos los años recibimos quejas y denuncias de personas que han sido empapadas con insecticida desde las avionetas. Asimismo hay que destacar las cuantiosas pérdidas económicas que esta práctica provoca a los apicultores, habiendo llegado a matar en ocasiones a todas las abejas de un colmenar.
Tras el paso de la avioneta el aire queda impregnado de un fuerte olor que hace que los vecinos de las zonas más rurales del término municipal se encierren en sus casas llenos de impotencia y resignación.
Por desgracia, poco parece importar que nos encontremos en un Parque Natural y en su entorno, tampoco les importa que seamos una zona rural muy habitada, los insecticidas químicos son descargados desde el cielo y diseminados por el aire por toda la comarca. Nuevamente vuelven a envenenarnos con el único fin de incrementar el lucro personal de una minoría.