La Comisión de Desembalse, controlada y monopolizada por las Comunidades de Regantes, nos muestra una vez más, su actitud más insolidaria e irresponsable.

Con un periodo de los más secos, en cuanto a precipitaciones en Córdoba (345 litros en lo que vamos de año agrícola), la Comisión de Desembalses, dominada por el sector hidráulico tradicional y las Administraciones públicas, en particular Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ha desembalsado del embalse de San Rafael de Navallana, uno de las dos infraestructuras hidráulicas de superficie de las que se abastece la ciudad de Córdoba, un total de 44, 1 hectómetros cúbicos de agua de alta calidad.

Esta cantidad de agua corresponde a la consumida en un periodo de casi 16 meses sin ningún tipo de restricción, y manteniendo la elevada calidad del recurso que llega a través de la red general de abastecimiento hasta las viviendas de las más de 300.000 personas que residen en Córdoba capital. Actualmente se consume anualmente una cantidad aproximada a los 34 hectómetros cúbicos de agua.

La irresponsabilidad institucional y política, es considerada por Ecologistas en Acción de Córdoba, como de gravísima. No sólo por estar padeciendo uno de los años más secos de cuentos se vienen recogiendo información desde hace más de un siglo, si no por la propia imposibilidad técnica de predecir como va a finalizar el año agrícola y que nos deparará el clima el próximo año. Un nivel de precipitación tan reducido como el actual, nos precipitaría casi con toda seguridad, a algún tipo de restricción o pérdida de calidad del recurso suministrado (bombeo de agua procedente del río Guadalquivir). Consecuentemente, la calidad de vida, la salud pública y la economía local se verían notablemente resentidas.

Con este tipo de decisiones, los abastecimiento urbanos, objetivo prioritario de la actual normativa vigente en materia de aguas, dejan de convertirse en un ejercicio de gestión del riesgo, visto que nos movemos en términos generales en situaciones límites en cuanto a la capacidad de satisfacer las crecientes demandas del recurso, para convertirse en una responsabilidad técnica prácticamente imposible, dado los criterios y métodos de gestión tradicionales imperantes en los organismos públicos, en particular, los organismos públicos de cuenca.

Los 44 hectómetros cúbicos asignados para la zona regable del Guadalmellato (6.300 hectáreas), están destinados para la dotación de recurso de una de las áreas regables con más pérdidas de agua por roturas y desperfectos en su anticuada red de acequias y por la utilización del sistema de riego más derrochador y menos eficiente de cuentos, incompresiblemente, se viene todavía utilizando en regiones donde las demandas sobre el recurso no dejan de crecer.

El canal principal, con una capacidad de transporte de 10 m3/segundo y una longitud de 48 kilómetros, soporta, a pesar de las sucesivas obras de mejora y acondicionamiento, unas pérdida global de alrededor del 10%, según la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

En el caso de la red de acequias, 138 kilómetros corresponde a acequias de hormigón, y el resto, son acequias de tierra, de las que no se conoce exactamente su longitud por no estar controlada y por confundirse con las regueras de distribución en parcela. En cualquier caso, el estado general de conservación de la red de acequias en términos generales, se considera PÉSIMO.

A esta conclusión es la que ha llegado la empresa privada encargada de elaboración del proyecto MEJORA Y CONSOLIDACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE C. R. “PANTANO DEL GUADALMELLATO” EN LOS TÉRMINOS MUNICIPALES DE CÓRDOBA Y ALMODOVAR, después de un estudio minucioso del ámbito de actuación del proyecto. En el caso de la red de acequias (sumadas las de hormigón y de tierra), las pérdidas se sitúan entre el 25 y 30 % del volumen transportado.

Si sumamos la pérdida en el canal principal, dependiente de Confederación, y las pérdidas en la anticuada red de acequias, responsabilidad de su mantenimiento de las Comunidad de Regantes del Guadalmellato, la pérdida de recurso se sitúa en el 40% del volumen asignado para el riego de las 6.300 hectáreas mencionadas.

Con todo lo dicho, aún se podría abundar más en una situación calificable como desastrosa. El sistema de riego empleado mayoritariamente, en un 70% de las parcelas es por inundación (a pie de parcela).

Con carácter general, se acepta que en una parcela cuyo sistema de riego sea el de gravedad (por inundación) y con una dotación de 7.000 metros cúbicos, que además de las pérdidas por filtraciones o fugas en el sistema de transporte del recurso, que en este caso se sitúa alrededor del 40% (aproximadamente el 18% del agua asignada para el Área Regable del Guadalmellato), hay que sumarle una pérdida de recurso en la parcela de aproximadamente 1.300 metros cúbicos. Esto supone en global, la pérdida de 8,9 hectómetros cúbicos de agua, el 17,6% de la cantidad de agua consignada.

En total si sumamos todo, el resultado es verdaderamente desolador y sangrante. Casi el 50% del recurso designado, proveniente de uno de los dos embalses que deben de garantizar con seguridad el abastecimiento de agua a la ciudad de Córdoba, se desperdicia y malgasta por un manejo inadecuado y por unos niveles de eficiencia prácticamente nulos.

Si todo lo dicho resultará escaso, tampoco se debería de pasar por alto que el grueso de la producción agrícola en la zona regable del Guadalmellato, corresponde a cultivos industriales, fuertemente subvencionados, de escaso o nulo valor social, y con serias dificultades de comercialización.

Ecologistas en Acción de Córdoba enviará un informe a los grupos políticos de Córdoba, a su Alcaldesa, que bien debería de preocuparle algo tal vital y estratégico como el abastecimiento de agua de su ciudad, así como al Defensor del Pueblo Andaluz, solicitándole la adopción de iniciativas en el sentido de exigir responsabilidades en el ámbito político y técnico por este tipo de decisiones que sitúan al borde del precipicio al conjunto de la ciudadanía de una ciudad como Córdoba.