POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN DEMOCRACIA EN EL PUERTO

Desde hace años, padecemos en El Puerto la censura antidemocrática del alcalde, utilizando métodos propios de otros tiempos y que, últimamente, cuenta con el silencio cómplice del grupo municipal del PSOE, cuya agrupación no hace tanto tiempo sufrió igualmente estas actitudes autoritarias; hoy callan, aún ostentando ellos la concejalía de Participación Ciudadana, y no siendo capaces de imponer ni la razón ni las normas legales que permiten, por ejemplo, a los ciudadanos intervenir en algunos plenos.

Los miembros de Ecologistas en Acción, en el legítimo desarrollo de nuestras actividades, nos vemos constantemente amenazados:

- Con la retirada de nuestros carteles y pancartas
- Con la negativa a que esta propaganda sea colocada en lugares públicos, como el tablón del Ayuntamiento,
- Con continuos bulos, calumnias e injurias, que en boca de la máxima autoridad municipal expone su carencia de educación y el respeto que debe a la ciudadanía.
- Con denuncias infundadas ante el juzgado, y con peticiones, incluso, de embargo de nuestros bienes, utilizando a la empresa pública APEMSA.
- Investigando a los ecologistas con personal del Ayuntamiento, en vez de investigar a los que cometen atentados medioambientales o infracciones urbanísticas.
- Negándose a recibirnos en los 14 años que lleva en la alcaldía.

Ahora, nos intenta intimidar y callar anunciando la expulsión de nuestra sede.

Todos los ciudadanos, incluido el alcalde y los ecologistas, tienen derecho a diferir de las posturas que contradicen a las propias y a criticarlas, pero dentro de las reglas democráticas. Aprovechar el poder democrático para hacer una incesante persecución a ciudadanos y organizaciones que no sólo no le ríen sus gracias sino que le manifiestan públicamente sus incoherencias y barbaridades, e incluso tienen el atrevimiento de denunciarle, es inadmisible, y pone en evidencia su espíritu dictatorial y su escasa valía personal. Su actitud sólo demuestra su habilidad de manipular voluntades y votos, dejando mucho que desear como político correcto, en comparación con el respeto democrático que tuvieron a las asociaciones ciudadanas sus tres antecesores, a pesar de las diferencias que tuvimos.