Hoy 25 de abril se cumple el 16 aniversario del desastre de Boliden en Minas de Aznalcóllar, desastre que nos costó en lo económico 92 Millones de Euros y en lo ambiental la contaminación del cauce del Guadiamar y de buena parte de las marismas del Espacio Natural Doñana. Desastre que, no olvidemos, fue repetidamente anunciado por nuestras denuncias que no fueron atendidas por quien fue Delegado de Medio Ambiente y hoy es Director General de Prevención Ambiental, D. Jesús Nieto.

La apuesta de la Junta por la reapertura de las Minas de Aznalcóllar marca este año el aniversario del desastre de abril del 98 y podíamos pensar que dado que hay una coalición gobernando que se dice de izquierda y con el loable objetivo de la activación del empleo en la comarca, la Junta pone a la administración pública a trabajar en un proyecto para que aproveche el recurso minero existente en la Corta de los Frailes con el objeto de cubrir la demanda interna de estos minerales y poder hacer frente a la Restauración Total que se precisa de todo el recinto minero, generando empleo local de trabajadores previamente formados.

Pues no, se hace lo que el neoliberalismo marca, un concurso de multinacionales aspirantes, que recordemos, como ya ocurrió en la vecina Mina de Las Cruces con la empresa fantasma Mk Gold, puede ganar una empresa especializada en la especulación minera, aportando proyectos aparentemente intachables, que en la práctica son técnica y económicamente inviables, pero que les sirven para sacar adelante las autorizaciones pertinentes y vender inmediatamente al mejor postor, que ahora sí, como mineros, harán lo que les exija su margen de rentabilidad, no más.

La apuesta de la Junta por la reapertura es reincidir en un mal proyecto, que contempla sistemas arcaicos de producción, pues no prescinde de la extracción a cielo abierto, ni de las balsas de lodos ( punto 6 del anteproyecto) y un largo sin fin de despropósitos medioambientales.

Esta izquierda ha perdido el norte en busca de un filón que, además de otro posible desastre, nos asegura que una vez finalizada la explotación rentable volvamos a estar como ahora, balsas que mantener, escombreras que impermeabilizar, acuíferos que proteger,… con dinero público y para siempre.

Desde Ecologistas en Acción entendemos que no se debe reabrir la mina, pero si se toma esa decisión política, ¿no sería más coherente reabrir con un proyecto público de generación de empleo para la restauración?, ¿o es demasiada imaginación para el poder?.

Así, con este panorama a la vista, el aniversario del desastre se convierte en el más triste, el de la reincidencia, el de no haber aprendido nada de los errores pasados.