Más de 40 años padeciendo y luchando contra la refinería.

Iñaki Barcena, miembro de Ekologistak Martxan y catedrático de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco. Revista El Ecologista nº 81.

El municipio vizcaíno de Muskiz lleva más de 4 décadas sufriendo una instalación petrolífera que contamina su aire, sus aguas y sus suelos. La construcción de una planta de coque agravará la situación ambiental a la que se enfrentan actualmente sus habitantes con la refinería de Petronor. En medio de fuertes intereses y presiones políticas de los partidos vascos, la Plataforma Anti-Coke dinamiza la lucha social y ecologista contra el proyecto.

Hil ala bizi Mehatzaldean. Vivir o morir bajo las chimeneas [1]. Este es título del libro editado por el grupo ecologista Meatzaldea Bizirik en diciembre de 2013. Una obra colectiva que sirve de crónica a más de 40 años de pelea contra la refinería de Repsol-Petronor. Imágenes y relatos de una larga lucha por la salud y el medioambiente que expresa la voluntad y determinación de una colectividad de enfrentarse al continuo envenenamiento generado por una instalación petrolífera que lleva más de 4 décadas contaminando su aire, su playa y sus aguas. En este testimonio ecologista se puede ver y leer cómo era Muskiz sin la refinería, cómo fue su fraudulento proceso de implantación y ampliación y cómo han vivido sus habitantes el largo y permanente enfrentamiento contra esta multinacional del petróleo. En el prólogo, Pedro Costa Morata, ecologista murciano y buen conocedor de las campañas ecologistas en tierras vascas, pone en relación la contienda contra Petronor con los conflictos de Lemoiz, Leitzaran o Itoiz y la actual campaña contra el fracking [2].

Muskiz y la refinería

Muskiz es un municipio de 7.408 habitantes (en 2011), que se ubica en la costa oeste de Euskadi, limitando con Cantabria. Pertenece a Bizkaia y se encuentra en la comarca de Encartaciones (Enkarterri), en el área conocida como Zona Minera (Meatzaldea), limítrofe con el Bilbao Metropolitano y a unos 20 kilómetros de Bilbao.

En el año 1968 se adjudicó a Petróleos del Norte S.A. (Petronor, actualmente filial de Repsol) la construcción en Muskiz de una refinería de petróleo que entró en funcionamiento en 1972. Esta se ubica muy próxima a la costa, en una zona de marismas en la desembocadura del río Barbadún. Desde entonces su crecimiento ha sido constante, habiendo ampliado sus instalaciones hasta en 14 ocasiones, convirtiéndose en un gran complejo petroquímico, el mayor de la costa del Cantábrico. A lo largo de los últimos 46 años, ha sido objeto de periódicas y reiteradas denuncias ecologistas y vecinales debido a las emisiones atmosféricas y los vertidos directos a la ría y, especialmente, por proyectos de ampliación como la catalítica FCC (1982), el proyecto térmico IGCC (2001) y la planta de coque desde 2007.

El pueblo de Muskiz desde hace más de 40 años está ligado económicamente a Petronor ya que emplea a unos 950 trabajadores directos, de los cuales más de un tercio se calcula que viven en el municipio.

Petronor es una empresa petroquímica con un largo historial contaminante. Emite cerca de 2.600.000 toneladas de CO2 anualmente, que suponen más del 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Se trata de la empresa más contaminante de Euskal Herria.

En la memoria colectiva de los habitantes de Muskiz perviven los impactos ambientales de Petronor relacionados con la contaminación atmosférica, el ruido, la contaminación del suelo, la generación de residuos peligrosos y los vertidos de aguas residuales. Además está el riesgo de accidentes graves de carácter químico, que se han producido con una cierta periodicidad. A ellos hay que añadir el riesgo derivado del trasiego de sus productos, subproductos y residuos químicos tóxicos y peligrosos. En todos estos años han tenido lugar variados accidentes e incidentes: muerte de 5 trabajadores (1984), incendio en un horno (2001), explosión en una tubería (2002), explosión en la Unidad 3 (2007), fuga de crudo e incendio (2008), etc.

El caso de la campaña anticoque

En el año 2006 Repsol-Petronor plantea la construcción de una planta de coque de petróleo: el denominado proyecto URF (Unidad de Reducción de Fueloil) por la necesidad de procesar crudos cada vez más pesados y densos –y también más sucios– marcada por la evolución del mercado del petróleo.

La Coordinadora Anti-Coke nace en 2007. Inicialmente surgió como una plataforma ciudadana y un espacio de encuentro y coordinación de organizaciones vecinales, sociales, sindicales y políticas contrarias al nuevo proyecto de Petronor. Con el tiempo evoluciona de una coordinadora de organizaciones a un colectivo de personas que dinamizan la lucha contra el proyecto de la planta de coque.

En época de crisis y con un desempleo del 12% (2 puntos por encima de la media vasca), la nueva planta de coque ha generado 1.575 empleos, según la empresa, durante los trabajos de construcción. La estimación de puestos de trabajo directos en el funcionamiento de la planta es de 64 personas y un empleo inducido estimado en 150 personas. Este es el argumento principal que agrupa a todos los sectores sociales y políticos favorables al proyecto.

La marcada dependencia socioeconómica del municipio de la actividad de la empresa Petronor hace que, en tiempos de crisis y con expectativas de futuro negativas, la construcción de la planta de coque se plantee por estos sectores como una vía de solución.

Posicionamiento político en los conflictos con Petronor

El Ayuntamiento de Muskiz ha sido tradicionalmente gobernado por el PNV, con unos resultados electorales ascendentes que le llevaron a alcanzar cerca de 2.000 votos en 2003 sobre un censo de 5.700 electores y 8 concejales sobre 13.

Sin embargo, en las elecciones de 2007 tuvo un notable descenso hasta 1.400 votos (6 concejales), que le llevó a perder la alcaldía ante el pacto de Eusko Alkartasuna (4 concejales) y PSE-PSOE (3 concejales). No cabe duda que en esos resultados tuvo una importante influencia el posicionamiento del PNV favorable a la planta de coque, mientras que la junta local de Eusko Alkartasuna se había manifestado en contra de su instalación.

En el Gobierno vasco, la responsabilidad de Medio Ambiente, fundamental para la aprobación de las autorizaciones a la planta de coque, la ha ostentado Eusko Alkartasuna (hasta 2009), que siempre se ha manifestado, institucionalmente como partido, a favor de la planta de coque, pese a la notable oposición de su rama local de Muskiz.

El principal valedor de la planta ha sido siempre el PNV, cuyas implicaciones locales, personales y políticas son evidentes. Josu Jon Imaz, presidente del Euskadi Buru Batzar (EBB) hasta 2007 y presidente de Petronor desde 2008, y Luis Alberto Aranbarri Amatiño, director de comunicación en el EBB y jefe de prensa de Petronor desde el mismo año, son los mejores valedores dentro del PNV. Petronor es una de las principales empresas del País Vasco y uno de sus principales contribuyentes fiscales. Son argumentos más que suficientes para, por ejemplo, llevar el nombre de la empresa a la camiseta del Athletic de Bilbao. El PSE-PSOE también se ha posicionado siempre a favor del proyecto en todos sus niveles: municipal, autonómico y estatal. El PP, aunque sin representación municipal, también ha sido siempre favorable a la planta.

Eusko Alkartasuna ha sido víctima de importantes contradicciones en el nivel de la política municipal. Aunque en Muskiz se han manifestado tradicionalmente contra la planta de coque, algunos de los sectores no han sabido o no han querido resistir las presiones de un aparato de partido posicionado claramente a favor, lo que le ha llevado a la ruptura a nivel local.

En el arco de la oposición clara y rotunda a la planta de coque, se han situado siempre la izquierda abertzale –en sus distintos sectores y formaciones políticas– e IU-EB. Sin embargo, hay que señalar que la oposición a la planta tiene también un carácter político transversal. No hay una correspondencia exacta entre el peso electoral de los partidos favorables a la misma y la intensidad de algunas movilizaciones contrarias registradas en el municipio. Probablemente ello sea indicativo de que un importante número de personas que cuestiona o discrepa del proyecto siga votando a esas opciones políticas por diferentes motivos.

Mientras tanto, siguen en los tribunales pendientes de resolución definitiva varios recursos contencioso-administrativos contra autorizaciones concedidas por el Gobierno vasco y los Ayuntamientos de Muskiz y Abanto y una queja ante la Unión Europea.

En palabras del exconcejal y exjuntero de la izquierda abertzale, Juan José Zarraga, aparecidas en su interesante artículo titulado Pasar por el aro integrado en el libro publicado por Metzaldea Bizirik, la lucha continúa: “Se impidió la [instalación de la] pretendida Planta de Ciclo Combinado (IGCC) junto a Las Carreras, y a pesar de la aparente derrota con la instalación de la Planta de Coke, hoy, el debate, por mucho que se intente parar, está centrado en tres puntos:

  1. Petronor debe cumplir escrupulosamente la legislación medioambiental y las licencias que se le concedan.
  2. Petronor debe liberar los terrenos públicos, como ya hizo con la CLH y marcar claramente las concesiones, dejando de trampear para alargarlas.
  3. Las instituciones deben cumplir con su obligación de control y vigilancia, así como, la defensa de la calidad de vida de quienes habitamos en esta comarca, para lo que es fundamental la presencia y organización del movimiento ciudadano, lo que significa más democracia y ejercicio de la misma”.

[1] Meatzaldea Bizirik Ekologista Taldea . Hil ala bizi Meatzaldena. Vivir o morir bajo las chimeneas. Autopublicación. Muskiz, 2013.

[2] Jone Martínez e Iñaki Barcena. “Environmental Conflicts and Injustices. Fragility and resistance in Basque Socio-Environmental conflicts”. Partecipazione e Conflitto. AÑO VI- Nº 1 Franco Angeli, Milán. Págs. 14-39.