Ecologistas en Acción considera un chantaje para futuros gobiernos el anuncio de Endesa de alargar a 50 años la vida de sus centrales nucleares, además de un riesgo inadmisible para la seguridad. Este anuncio se encuadra en una lucha por alargar la vida del parque nuclear hasta los 60 años, que se ha abierto con la central de Santa María de Garoña (Burgos).

El anuncia realizado por Endesa en su junta de accionistas de alargar la vida de sus reactores nucleares hasta 50 años es un hito más en la lucha que está manteniendo la industria nuclear para conseguir que se acepte la extensión de vida de los reactores hasta 60 años, lucha que ha aparecido ya con la central de Garoña. De hecho, Nuclenor (participado por Endesa e Iberdrola al 50 % cada una), ha pedido al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) la extensión de vida de esta central hasta los 60 años, intentando sentar un precedente en dos sentidos: por un lado consiguiendo que el CSN otorgue permisos de más de 10 años (Garoña necesitaría un permiso de 17 años para llegar a 60 de vida) y por otro, consiguiendo que se acepte de facto una decisión estratégica que debería tomarse a nivel gubernamental.

La prolongación de la vida del parque nuclear supone un riesgo obvio puesto que implica llevar hasta el límite una serie de sistemas de seguridad y control que no se diseñaron para funcionar tanto tiempo. Por un lado, nos encontramos con tecnologías obsoletas de control, ya superadas en la actualidad. Y por otro lado, con que la corrosión y el envejecimiento generalizado de los sistemas de seguridad ha degradado la seguridad de las centrales. Las inversiones que sus propietarios acometen no sirven sino para poner parches y remiendos que no son capaces de llevar las centrales a niveles admisibles de seguridad. Además el alto coste de esos parches y remiendos se repercute finalmente sobre los consumidores de la electricidad.

Por otra parte, el alargamiento de la vida permite a los propietarios de las centrales ampliar el periodo de amortización de las plantas. Esto tiene el efecto de abaratar el precio del kWh, haciendo que la energía nuclear compita aún con más ventaja en el desquiciado sistema eléctrico español. Pero además forzaría a un gobierno que se propusiera proceder a un cierre escalonado de centrales a negociar el coste de la parte de la central no amortizada, encareciendo el coste del cierre que deberíamos volver a pagar los sufridos consumidores.

Es, por todo ello, que Ecologistas en Acción considera imprescindible proceder ya al cierre y desmantelamiento de las centrales nucleares según vayan cumpliendo 30 años. Y un gobierno responsable debería fijar por ley el periodo de vida útil en esos 30 años.