Perfumes y juguetes, dos grandes clásicos de estas fiestas navideñas, llevan en muchos casos “regalos” escondidos. Se trata de los alteradores hormonales, que pueden afectar a la salud. Diversos estudios advierten de que buena parte de fragancias y artículos para niños contienen estas sustancias, a pesar de que ya existen alternativas en el mercado. Ecologistas en Acción ofrece algunos consejos básicos para evitar estos obsequios tóxicos, mientras exige una regulación más estricta al respecto.

Niños y mujeres, a quienes precisamente van dirigidos los juguetes y muchos de los perfumes, son especialmente vulnerables a los alteradores hormonales, también conocidos como disruptores endocrinos. Son sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal y la regulación del desarrollo embrionario, como ha advertido la Organización Mundial de la Salud.

Perfumes

En el caso de los perfumes en el mercado, la lista de alteradores encontrados en los estudios científicos es larga. Buena parte de ellos contienen almizcles sintéticos, como el galaxolide (HHCB) y el tonalide (AHTN), y también ftalatos, en particular el dietil ftalato (DEP).

“No tan sexy” es el título de un estudio que denuncia que muchas de las esencias y aromas que salen del bote de colonia son un complejo cóctel de químicos sintéticos. La campaña Safe Comsetics, impulsora del estudio, encontró una media de 14 sustancias químicas en los perfumes, que, sin embargo, no parecían en el etiquetado. Buena parte de esos perfumes son de marcas muy conocidas y vendidas en España.

El problema no se encuentra solo en las fragancias. Otro estudio, de la organización alemana Bund, concluyó que un tercio de los 60.000 productos cosméticos y de cuidado corporal revisados contiene altas dosis de alteradores hormonales.

Se trata de un problema grave ante el que es necesario exigir una regulación más estricta. Las presiones de grandes empresas químicas han hecho que la Comisión Europea retrase una decisión más restrictiva, por lo que se ha lanzado una campaña de participación en la consulta pública.

Juguetes

La importancia de esta regulación se hace aún más evidente al pensar en los juguetes. El riesgo es aún mayor, teniendo en cuenta que los niños son más vulnerables ante las sustancias tóxicas ya que sus sistemas inmunológicos y nervioso aún se están desarrollando.

Muchos artículos de juego contienen alteradores hormonales. Se ha detectado una presencia extendida de ftalatos, que se añaden a los plásticos para hacerlos blandos y flexibles. Y así, los patos de goma y otros juguetes para la bañera se convierten en productos peligrosos para la salud, capaces de alterar el sistema hormonal. El formaldehido utilizado en algunos adhesivos de juguetes es una sustancia cancerígena, como también lo es el cadmio, empleado en pinturas. Los retardantes de llama añadidos a algunos peluches son también tóxicos para el desarrollo.

Consejos de Ecologistas en Acción:
- Optar por perfumes naturales, que contienen aceites esenciales de plantas en lugar de fragancias.
- Elegir juguetes realizados con materiales naturales: algodón orgánico, lana, caucho natural, madera (sin pintar ni barnizar) etc.
- Evitar los juguetes con olores o fragancias.
- Lavar los juguetes de tela antes de usar.
- Elegir juguetes etiquetados como PVC-FREE o BPA-FREE, Öko-Tex-100, certificado GS
- Escoger pinturas de cara y plastilinas realizadas con colorantes naturales y sin conservantes.
- Fabricar masillas naturales (mucho más sanas que las que se encuentran en el mercado) con recetas disponibles en internet.
- Consultar algunas de las guías disponibles.
- Exigir a la Comisión Europea que regule la presencia de alteradores, participando en la consulta pública

Y, sobre todo, pensárselo dos veces antes de adquirir productos innecesarios, que perjudican la salud, generan más residuos y fomentan un consumismo innecesario. Ecologistas en Acción ha lanzado la campaña #VerdeNavidad con el objetivo de proponer alternativas más sostenibles al despilfarro de las fiestas. En el caso de los juguetes, son muchísimos los materiales que se pueden reutilizar para juegos sin necesidad de llenar los cuartos infantiles de plásticos.