El 17 de enero de 2015 se cumplen 49 años del accidente de Palomares, en el que colisionaron un avión cisterna y un bombardero B52 que portaba cuatro bombas atómicas que liberaron plutonio. La mayor parte del plutonio radiactivo procedente de las bombas atómicas continúa esparcido por la zona, excepto el 3% que se llevaron los norteamericanos en 1966.

Los gobernantes franquistas de entonces dijeron a los habitantes de Palomares y a la ciudadanía en general que no quedaban restos de plutonio. El desarrollo agrícola y urbanístico posterior hizo que los agricultores y los obreros de la construcción, ignorando el peligro que corrían, removiesen las tierras radiactivas y se contaminasen de plutonio.

En el año 1999, el CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) comunicó al Gobierno la necesidad urgente de impedir que se siguieran removiendo tierras radiactivas para uso agrícola o urbanístico por el enorme peligro que suponía para la salud pública. A pesar de esas graves advertencias, no se adoptó ninguna medida para impedirlo hasta que varios años después se aprobó disimuladamente el Plan de Vigilancia Radiológica aún vigente, que facultaba al CIEMAT a cercar los terrenos.

En el informe que el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) envió al Congreso de los Diputados el 24 de mayo de 2.004, se reiteró el peligro para la salud pública que suponía permitir el uso agrícola o urbanístico en las tierras contaminadas, que no fueron cercadas hasta años después.

La medida de impedir el acceso a la zona no puede ser una solución definitiva, pues los animales silvestres y domésticos entran y salen llevándose adheridas partículas de plutonio. Por otro lado el plutonio se está transformando en americio, que es mucho más radiactivo, con el consiguiente aumento del peligro de contaminación.

En fechas recientes, un equipo de científicos que estaban trabajando para la emisora de TV alemana ZDF analizaron las tierras próximas al cementerio y obtuvieron una medida de 16 millones de bequerelios por metro cuadrado, cuando en Chernobil no se supera la medida de un millón de bequerelios por metro cuadrado, excepto en el edifico del reactor. En las tierras donde los científicos alemanes tomaron las mediciones se pueden observar restos de tuberías de riego por goteo.

El gobierno actual utiliza como pretexto para no limpiar la zona que en España no hay un cementerio nuclear legalmente apto para almacenar esos residuos y que deben ser trasladados a los EEUU, pero los norteamericanos no lo aceptan. Lo cierto es que al haber explotado la burbuja inmobiliaria ya no les interesa limpiar los terrenos porque no se van a urbanizar a corto plazo, aunque el POTLA, Plan de Ordenación del Territorio del Levante Almeriense, sigue clasificando los terrenos radiactivos como urbanizables o de uso agrícola.

Si el Gobierno tuviera interés en limpiar la zona podría meter el plutonio en contenedores y llevarlo a un cementerio nuclear. No es necesario trasladarlo a Estados Unidos, hay muchos cementerios alternativos fuera de España.

Ecologistas en Acción se ha mantenido expectante durante estos años ante las falsas esperanzas de traslado del plutonio a Estados Unidos, pero al comprobar la falta de interés del Gobierno español ha decidido iniciar acciones legales para exigir que se cumpla la normativa nacional e internacional sobre almacenamiento de material radiactivo. No es legalmente posible mantener al aire libre medio Kg. de Plutonio al alcance de cualquiera.

Para presionar al Gobierno español y de EE UU hemos colgado una petición de firmas en https://www.ecologistasenaccion.org/article14327.html