Las efemérides ambientales nos hacen pensar en días festivos para reivindicar algún espacio natural o para evitar la desaparición de alguna especie que viva en ellos, viendo al ser humano como una amenaza y no como parte de los ecosistemas.

Los argumentos proteccionistas de las últimas décadas no funcionan, y es necesario crear nuevas tendencias dónde la conservación, de la biodiversidad, se base en el “valor instrumental” de esta, explotando los recursos que el medio nos ofrece, sin comprometer el estado de estos para que las generaciones futuras. El bienestar del planeta y nuestra existencia,
depende del buen estado de los ecosistemas.

Las actividades humanas relacionadas con la explotación del litoral: urbanismo y agricultura, han sido las principales causas de la pérdida de humedales almerienses, como las Salinas de Guardias Viejas, Terreros y San Rafael.

La Ribera de la Algaida, también es un humedal costero, entre África y Europa, y con un acuífero subterráneo, factores estos que hicieron que se desarrollaran durante los S XVIII y XIX la actividad salinera, la trashumancia y la extracción de sosa a partir de la quema de barrillas y Algazul. Estas actividades determinaron la alta productividad y biodiversidad de
este espacio.

A Mediados del S XX comienza a urbanizarse la zona y a desarrollarse la agricultura intensiva en invernaderos, convirtiéndose el urbanismo, el turismo y la agricultura en las principales actividades económicas del municipio.
Los humedales de la Algaida se olvidan y se convierten poco a poco en áreas marginales urbanas socialmente “mal vistas” por considerarse focos insalubres a causa de la existencia de mosquitos, vertederos ilegales, malos olores, vertidos de aguas residuales, etc., olvidándonos que hubo un tiempo en que el humedal nos ofrecía recursos y que los explotábamos sin comprometer el futuro del municipio.

Sin embargo en los últimos 10 años, a pesar del abandono y deterioro de La Algaida, este humedal se ha convertido en el espacio de ocio favorito de la mayoría de personas que viven en Aguadulce, Roquetas o el Parador.

Esta circunstancia es la que desde Ecologistas en Acción de Roquetas de Mar y Serbal, queremos aprovechar para concienciar a la ciudadanía y al turismo del valor potencial de este espacio como reservorio de biodiversidad, espacio de ocio y de interpretación y educación ambiental.

Por ello, hemos desarrollado unas “jornadas lúdicas y de concienciación activas”, dónde a pesar del frío, un centenar de personas se han unido de forma voluntaria a realizar acciones de limpieza de escombros y residuos urbanos y han tenido la oportunidad de conocer de cerca el espacio realizando rutas interpretadas acompañados de especialistas en este espacio.

Se han hecho estacas de tarays y se ha realizado una plantación a golpe de pico y azada de 60 tarays en las escombreras limpiadas y en otros espacios de interés para que los camaleones y las aves tengan posaderos necesarios para su vida en este espacio. Hemos provisto de protectores a estos árboles para hacerlos visibles y asegurarnos que sobrevivan.

Los más pequeños se han divertido recogiendo semillas de las plantas del humedal y han hecho una receta muy divertida: “bombas de arcilla y semillas”. Después, se han puesto sus pinturas de guerra y las han lanzado en las pistas ilegales de motocross, una de las zonas más degradadas de la Algaida, dónde el continuo movimiento de tierra con excavadoras y el rodaje de vehículos ha desecado parte del humedal favorito para la nidificación de aves tan interesantes como la Cerceta pardilla, ánade en peligro de extinción (quedan 22 parejas en Europa y en dos humedales del municipio de Roquetas se sabe anidaron: 3 parejas en Punta Entinas y 1 en La Algaida).

También hemos resaltado como la vegetación característica del humedal: cañas, carrizos, juncos y eneas, han sido un recurso muy interesante para las personas en nuestra historia cercana. Hemos hecho pitos de carnaval y barquitos con cañas.

Ha sido una jornada dura por el frío y el esfuerzo realizado, pero uno de los objetivos de estas jornadas está conseguido: “informar y concienciar de la importancia de mantener este espacio para nuestro bienestar actual y futuro”. Solo cuando aprendemos a valorar, respetamos y adquirimos una actitud crítica y responsable en la conservación de nuestro entorno cercano.

Ahora comenzamos la tarea más dura: “seguir concienciando y tratar que las diferentes administraciones actúen en consecuencia y apliquen las medidas oportunas para la conservación de La Algaida”. Existen leyes que protegen este espacio y para que se cumplan habrá que informar a la ciudadanía sobre la regulación de usos de este espacio y vigilar para que se cumplan, penalizando a quién no obre en consecuencia.