Una vez más la especulación y vorágine urbanística pretende agredir a una de las señas de identidad de la ciudad de Valencia, la huerta. A pocos meses de las próximas elecciones municipales, el Ayuntamiento de Valencia quiere aprobar un PGOU que propone arrebatarnos a todos 415ha de huerta, en distintos distritos de la ciudad. A este plan se une el de los ayuntamientos de Alboraya y Tavernes Blanques que afectan de especial manera a la Horta Nord.

Desde Ecologistas en Acción de Valencia nos oponemos al PGOU porque contraviene los dos principios básicos de sostenibilidad del desarrollo urbano: Minimizar el uso del suelo, energía y materiales y minimizar el impacto en el entorno natural

Para definir nuevas estrategias de planificación y cumplir requisitos de sostenibilidad es necesario evaluar la vulnerabilidad de las ciudades. Al analizar cómo se entrelazan la crisis energética, el fin de los recursos minerales y energéticos, la aceptación de que ningún recurso renovable podrá suplantar los niveles de consumo actuales y el innegable cambio climático y todas sus consecuencias, con el funcionamiento del sistema agroalimentario aparecen las ciudades como el entorno más vulnerable.

Modificar los patrones en los que se sustenta el abastecimiento de las ciudades debe ser fundamental en el diseño de cualquier estrategia de transición urbana hacia la sostenibilidad. Potenciar la Resiliencia mediante la puesta en marcha de políticas que fomenten la Soberanía Alimentaria de las ciudades orientándolas hacia el mayor grado de abastecimiento posible mediante la agricultura de proximidad. Porque cuando el mejor de los cálculos estima que la hortoagricultura podría abastecer entre el 7y el 9% del consumo de las ciudades y a todas luces es insuficiente, no podemos permitirnos el lujo de prescindir de la que históricamente se ha considerado como una de las tierras más fértiles del país

Y proponemos

  • Reestablecer el equilibrio entre la naturaleza y la ciudad preservando las zonas agrícolas urbanas y periurbanas, porque no sólo resultan útiles para la población humana como fuente de alimentos saludables y de trabajo, sino que también sirven de hábitat a otras especies y son el soporte de diversos procesos naturales (como el ciclo del agua o la fijación del CO2 por las plantas fotosintéticas).
  • Antes de urbanizar nuevo suelo incidir sobre lo ya construido a través de procesos de rehabilitación con criterios ecológicos: ocupación de viviendas vacías y espacios obsoletos, recalificación de espacios públicos e introducción de nuevas dotaciones y equipamiento; procesos en los que se haga participe a los ciudadanos
  • Fomentar los huertos urbanos y periurbanos, como modo de inserción de la naturaleza en la ciudad, qué colaboran en la eficiencia del metabolismo urbano y permiten que crezca la diversidad biológica
  • Huertos comunitarios: espacios públicos gestionados colectiva y participativamente destinados a la agricultura y la jardinería, recuperando espacios abandonados o degradados, solares temporales o zonas verdes infrautilizadas
  • Huertos de ocio: en el borde urbano se pueden habilitar espacios para la agricultura familiar de autoconsumo, de forma que no resten suelo a los espacios agrarios periurbanos productivos.
  • En un futuro marcado por la crisis energética y por el límite de la capacidad de carga del planeta, es urgente que nos replanteemos el modelo urbano