Boliden, antigua propietaria de Minas de Aznalcóllar, se aseguraba el abastecimiento para los procesos mineros del embalse del Agrio, construido sobre el cauce del mismo nombre para tal fin. Sin embargo, con el cierre de la Mina el embalse pasa a ser propiedad de la Confederación Hidrográfica. Entre esta y la Agencia Andaluza del Agua cuando tuvo la competencia del Guadalquivir, han ido dando concesiones a empresas agrícolas e industriales hasta acabar con toda la capacidad de regulación del embalse por lo que no hay agua disponible para nuevos usos.

A las irregularidades de valoración de los proyectos que se han presentado al concurso habría que añadir la principal y es que se ha fomentado la puesta en marcha de un proyecto inviable por falta de uno de los recursos clave, el agua. No sabemos si quedará mucho mineral pero lo que no hay seguro es agua y sin agua no se pueden realizar los procesos hidrometalúrgicos, que como su nombre indica, precisan de grandes volúmenes de agua para llevarse a efecto.

Sin aguas superficiales, los varios millones de metros cúbicos que se precisan para las operaciones de lavado y flotación mineral, podrían proceder de aguas subterráneas, pero en Aznalcóllar el acuífero afectado, el Gerena-Posadas, está sobreexplotado, sin posibilidades de un uso masivo como el que precisa la actividad minera. Otras cuestiones como el recrecimiento del embalse pasaría por una inversión pública para garantizar intereses privados que de darse nos encargariamos de denunciar a la opinión pública, especialmente sensible a estas operaciones cuando se están recortando los servicios sociales básicos.

Este aparente olvido de la Junta de Andalucía demuestra la prepotencia con la que se ha apostado una vez más por la política de hechos consumados, tirado para adelante con un proyecto irrealizable por puro afán electoralista y que juega con la ilusión de toda una comarca.