Desde Ecologistas en Acción de Cáceres queremos reflexionar sobre los árboles, esos “elementos decorativos” que nos acompañan en nuestra ciudad y que últimamente están sufriendo “acoso y derribo” por parte del Ayuntamiento.

Dice el refranero español que “el que no valora lo que tiene tiende a perderlo”. Por tanto, parece que primero se ha de valorar aquello de lo que se disfruta. Para esto es importante ver, no sólo con los ojos, sino también con el resto de los sentidos. Pero, también se dice que no es lo mismo mirar que ver.

Normalmente aceptamos como normal que unas calles no tengan árboles, aceptamos como normal que algunas calles disfruten de su presencia y normalmente, también, de forma irreflexiva, sin “ver” buscamos esas calles arboladas, con sombras, con sonidos diferentes al de los coches, exclusivamente, con temperaturas ligeramente más bajas, calles “más verdes”…

Normalmente hemos aceptado que los árboles sean considerados elementos decorativos de la ciudad. Por ello, en el mundo de “quita y pon”, de “cambios por moda” aceptamos que estos “elementos decorativos” sean cambiados como el que quita un banco por otro, una farola por otra… pero ¿es lo mismo?

Se puede afirmar, a estas alturas de curso, que todos-as hemos aprendido que formamos parte de cadenas tróficas, que “lo verde” forma parte imprescindible de ellas y que sin “ese verde” la humanidad desaparece. ¿Se puede considerar un elemento decorativo aquel del que dependemos para respirar?

También hemos aprendido, aunque a veces haya que recordarlo, que un árbol además de vida propia contiene más vidas entre sus ramas, en su corteza, entre sus raíces… ¿Son estas vidas respetadas al considerar el árbol como elemento decorativo?. ¿Podemos “desahuciar” a nuestro antojo al resto de seres vivos con los que compartimos la ciudad, el espacio, el planeta?

Parece que nos gustan los espacios libres de naturaleza, “limpios”, sin embargo, estamos deseosos-as de salir de la ciudad, de ir al campo, a la montaña, a la playa,… ¿es una contradicción o no acabamos de caer en la cuenta que la necesitamos?

Cuando hacemos reformas en nuestras casas siempre tenemos en cuenta a nuestra familia, sus gustos y necesidades, porque son imprescindibles para la felicidad común. Cuando se abordan reformas en la ciudad ¿por qué no tenemos en cuenta al resto de seres vivos que la habitan, sus gustos y necesidades si con ello ganamos todos y todas?, ¿por qué no exigir a nuestros políticos que dejen de considerar a esos seres que nos acompañan subordinados a nuestros antojos, gustos, modas, elementos “de quita y pon”?.

¿Hemos pensado que el sistema que nos “educa” igual nos considera, también, “de quita y pon”?. Ese sistema es el que provoca los problemas que nos afectan, puesto que rompe las cadenas tróficas, considerándolos “daños colaterales”. Le importamos bien poco.

Somos seres vulnerables, seres “cuidables”, y nuestro bienestar, nuestra salud están ligadas al bienestar y la salud de nuestro entorno, incluidos el resto de seres vivos. Los árboles de nuestras ciudades limpian el aire que respiramos, nos aportan sombras tan necesarias cuando las temperaturas suben en estío, cobijan aves que comen insectos “tan molestos” en verano, dan color al entorno gris y hormigonado que nos rodea, … Por ello te invito a valorarlos, “verlos” como seres vivos que son y disfrutarlos. Te invito a defenderlos y a decir: ¡No a la tala indiscriminada de árboles!