Técnicamente se consideran grandes incendios forestales aquellos que superan las 500 hectáreas de superficie de afección. Por su magnitud suelen generar gran alarma social justificada en el grave daño medioambiental que producen, así como por poner en serio riesgo tanto vidas humanas como bienes materiales.

Cada año los grandes incendios asolan espacios forestales y agrícolas y provocan una catarata de comentarios sobre sus posibles causas y el modo de prevenirlos.