Creemos que es un error demandar la gratuidad de la AP-15. Estamos totalmente en contra de medidas que favorecen el transporte por carretera y el uso del vehículo privado. Ecologistas en Acción alerta de que llevar a cabo esta medida puede suponer un golpe muy duro a la viabilidad de medios más sostenibles como el tren convencional o el autobús.

Si se quiere verdaderamente vertebrar el territorio hay que hacerlo desde planteamientos de sostenibilidad. Y eso pasa por defender el tren tradicional y las conexiones por autobús. Hay que potenciar medios de transporte más sostenibles y eficientes, con menos costes económicos y medioambientales. En cuanto a las mercancías hay que estudiar las formulas para derivar su transporte hacia el ferrocarril. Y sobre todo, en cuanto al transporte de personas, hay que mejorar líneas, ampliar horarios, reducir precios. Se pueden establecer paradas de autobús en la zona de hospitales o en otros centros. Se debe combinar de forma modal varios medios de transporte para hacer atractivo desplazarse a Pamplona de forma sostenible, por ejemplo, llevando pasajeros en autobús desde la estación de tren de Pamplona al centro de la capital. Además, si propiciamos que La Ribera se desplace a la capital principalmente en coche estamos colapsando Pamplona.

Hoy la realidad exige reducir drásticamente nuestras emisiones de contaminantes y reducir los efectos del cambio climático. El transporte motorizado por carretera es el responsable principal de las emisiones de NOX, contaminante precursor del O3, que es un grave problema en La Ribera. Recordemos que en España hasta el 80% de ciertos contaminantes tienen su origen en el tráfico. En cuanto al transporte de personas, un 82% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los coches. Si miramos al transporte de mercancías, un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los desplazamientos de camiones y furgonetas [1].

Demandar la gratuidad de una vía de alta capacidad es perpetuar un modelo de transporte impulsado en los últimos dos decenios. Este modelo se ha basado en promover el uso del automóvil, el avión y el tren de alta velocidad –los medios de transporte más ineficientes energéticamente, que causan los mayores impactos ambientales (cambio climático, fragmentación de ecosistemas y consumo de recursos materiales finitos) y sociales (contaminación atmosférica, ruido y siniestralidad en el caso del automóvil); así como los mayores costes económicos (consumo de combustible y construcción de infraestructuras) para desplazarse.

Queremos poner el contrapunto en este debate. Mientras Suecia ultima los detalles para la puesta en marcha de la primera autopista eléctrica para camiones conectados a una catenaria aquí se plantea como una solución lo que supondría el agravamiento de un problema. No son necesarios planteamientos cortoplacistas, que tienen su origen en el juego político de unos partidos contra otros. Se hace necesaria una visión más amplia, de futuro. Porque no hay alternativa: o cambio de modelo o cambio climático.

Notas