Recientemente y en cumplimiento del Pacto de los Alcaldes para el Clima y la Energía, una iniciativa europea que apoya los esfuerzos de las autoridades locales en la lucha contra el cambio climático, el Ayuntamiento de Sevilla aprobó en Pleno el ‘Plan de Acción para el Clima y la Sostenibilidad» (PACES) con la abstención de Participa Sevilla.

Desde diversos colectivos sociales y universitarios, redes de ciudadanos, eco-emprendedores, pymes ecológicas y sociedad civil en general, hace tiempo que se viene advirtiendo la necesidad de aplicar políticas encaminadas a la sostenibilidad con un enfoque contra el cambio climático. Crear un plan, con una estrategia clara en este sentido, que recoja los pasos a seguir, incluyendo cuestiones como el empleo verde, el desarrollo urbano, la eficiencia energética y la movilidad sostenible. Todo lo contrario de lo que promulga el PACES. Según la documentación debería definir objetivos, plazos y responsabilidades, acompañados de una evaluación rigurosa de las medidas adoptadas, medidas que deberían ser realistas bajo criterios objetivos, y esto es justamente lo que no encontramos en el documento aprobado.

Como indica claramente la propia documentación, un plan debe partir de un diagnóstico de la situación de partida y debe tener una estrategia de acción global, en base a un modelo de ciudad previamente definido, con unas prioridades, que de momento faltan en el actual PACES. Hace falta definir unos indicadores fiables “a priori” que sean útiles para evaluar las medidas con criterios objetivos a medio y a largo plazo, pues sin ellos no es posible conocer la verdadera eficacia de las medidas adoptadas. Y debería estar abierto a la participación ciudadana activa porque las ciudades no están constituidas únicamente por las personas que la representan, sino por un amplio abanico de sectores que también deben implicarse. Todo lo anterior brilla por su ausencia en el actual PACES.

Es un plan que nace huérfano, ya que no promueve la transición a una economía más sostenible y baja en carbono, orientado a un modelo de desarrollo económico hacia la conservación de los recursos, las energías renovables, la eficiencia, la eco-innovación, las TICs, la producción ecológica, el eco-diseño, la economía circular, el consumo colaborativo, la reparación, etc., todos ellos con un gran potencial de generación de empleo duradero y de calidad.

En este sentido, la Oficina del Pacto Europeo, pone al alcance de los firmantes, además de apoyo administrativo y orientación técnica, ayudas económicas para coordinar la propuesta con recursos para más de un millar de municipios (en Andalucía sólo 550). Y advierte que el Plan debe contar tanto con recursos financieros como humanos internos, con la creación de una unidad dentro de la administración local.

También critican que el actual PACES, por precipitado y poco serio, no tiene en cuenta cuestiones vitales como el desarrollo urbano y el empleo. Desde el PACES se ve el cambio climático sólo como un problema y no como una oportunidad para la diversificación productiva y la creación de empleo en nuestra ciudad.

De las 80 medidas propuestas en el PACES, principalmente tecnológicas, para reducir la emisión de dióxido de carbono, casi el 50 % están relacionadas con la movilidad, del total de las cuales: 14 fueron finalizadas en un periodo anterior (200-2012), 25 están en desarrollo actualmente, 29 no se han iniciado y de 12 no tenemos ninguna información sobre su plazo o periodo de ejecución. En cualquier caso, para la eficacia de estas medidas son necesarios cambios muy significativos y de gran calado en los hábitos de consumo y movilidad de la población, que no tendrán lugar a no ser que dichas medidas sean difundidas y se abran a la participación ciudadana.

Además el actual PACES incumplen las dos premisas fundamentales del Pacto de los Alcaldes para el Clima y la Energía: que sea fruto de una estrategia de futuro consensuada, dada la nula participación de los sectores implicados en el proceso, y que sea evaluable con una serie de indicadores útiles para medir su eficacia. Por otra parte, este documento que parece más bien un corta-pega de los anteriores planes como el Plan de Acción de Energía Sostenible de Sevilla (PAES) aprobado en el 2009 y revisado en el 2013, contiene, además de medidas incompletas y sesgos en los datos de referencia, errores de bulto en los cálculos de las emisiones que invalidan el cálculo final.

El PACES es una oportunidad para crear un debate necesario en la ciudad y afrontar los efectos del cambio climático de manera colectiva y el actual documento es, a todas luces, claramente insuficiente.

Aunque el pasado jueves 28 de junio se aprobó en el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla, la verdad es que el PACES carece de un análisis riguroso y de la transparencia que un documento de este tipo debería tener. Daría la impresión, en vista al efecto que tienen este tipo de anuncios, que estamos “a salvo” y protegidos contra el cambio climático. Nada más lejos de la realidad.

Desde la sociedad civil, universitaria, empresarial y política pedimos a los responsables políticos del Ayuntamiento de Sevilla que se revise el actual Plan de Acción para el Clima y la Sostenibilidad que sea fruto de una estrategia de futuro consensuada, con la participación de todos los sectores implicados en el proceso. Con unos objetivos, plazos y responsabilidades definidos, acompañados de una evaluación rigurosa de las medidas adoptadas, medidas que deberían ser realistas bajo criterios objetivos.

La lucha contra el cambio climático, una tarea común que compartimos todas las personas, es uno de los mayores retos a los que se enfrenta hoy la sociedad.

Algunas de las Organizaciones representadas: Acontramano, Ecologistas en Acción, Red de Sevilla por el Clima, Som Energía, Laboratorio de Ideas de Ecología Política (Universidad de Sevilla), Proyecto de Barrios en Transición (Universidad de Sevilla), Equo, Podemos, Participa Sevilla, IU, etc…