La Junta de Andalucía aprueba una resolución de la Dirección General de Gestión del Medio Natural y Espacios Protegidos por la que se adoptan medidas cinegéticas excepcionales para los conejos silvestres por los supuestos daños causados.

En opinión de Ecologistas en Acción las medidas pueden resultar desproporcionadas, ineficaces y contraproducentes para un buen estado de conservación de otras especies amenazadas.

Hasta 121 municipios de cuatro provincias (Córdoba, Jaén, Sevilla y Málaga) se verán afectados por la Resolución de 13 de Julio de la DGMN de la Junta de Andalucía, por la cual se autorizan medidas excepcionales de control de las poblaciones de conejo silvestre por daños en la agricultura.

Como consecuencia de la aprobación de esta norma, el periodo hábil de caza se extiende desde el 14 de agosto de 2016 al 30 de abril del 2017, es decir, siete meses y medio en los que los titulares o gestores de los cotos de caza que tengan incluidos en sus planes técnicos de caza el control de daños por conejo, podrán cazar a la especie con los medios de captura contemplados en la citada resolución de la Junta de Andalucía.

Ecologistas en Acción va a solicitar los informes técnicos que demuestran, según la Junta de Andalucía, la existencia de altas densidades de conejo silvestre en los municipios mencionados en el listado, incluidos, incompresiblemente, la mitad sur de de los términos municipales de Córdoba y Villafranca de Córdoba. Este último, ubicado en Sierra Morena, ha sido objeto de la primera y exitosa reintroducción de lince ibérico, a pesar de las serias dificultades para mantener una población de conejo silvestre que garantice la supervivencia de uno de los felinos más amenazados del mundo. Por eso, esta asociación no entiende, al igual que varios expertos en gestión de fauna silvestre consultados, que la Junta de Andalucía autorice la caza de esta especie al sur del Guadalquivir, cuando lo lógico sería adoptar todas las medidas activas de gestión posibles que permitieran flanquear la barrera natural que está suponiendo el río Guadalquivir para la especie en cuestión.

En otro sentido, que existan daños, no tiene por que significar que sobren conejos en los municipios incluidos en la citada resolución; el problema es el enorme desequilibrio provocado por un modelo de agricultura que ha eliminado paulatinamente los sotos de los arroyos, la vegetación natural de los linderos entre parcelas de cultivo, e incluso la vegetación refugiada en los acirates y paredones que por su pendiente y pedregosidad se mantuvieron incultos durante generaciones, quedando las fincas “limpias”, sin una brizna de hierbas, y los conejos sin nada que echarse a la boca salvo los cultivos.

En gran medida, la regulación del conejo silvestre en áreas dominadas por la agricultura, pasaría por un cambio radical en los paisajes agrarios, recuperándolos y diversificándolos, y por el restablecimiento del entramado ecológico, incluyendo a la rica variedad de predadores naturales del conejo silvestre.

Conviene recordar que el conejo silvestre constituye una presa importante para más de 40 depredadores, entre los que destacan el lince ibérico (Lynx pardinus) y el águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Por otro lado, los conejos silvestres, a través del pastoreo y la dispersión de semillas, alteran la comunidad de especies vegetales, creando áreas abiertas en el matorral y contribuyendo a la diversidad de la vegetación. Además, las madrigueras de conejo sirven de refugio para numerosas especies de vertebrados e invertebrados y ejercen una notable influencia sobre la composición florística de la vegetación herbácea. Por último, las letrinas de los conejos no sólo tienen un efecto considerable en la fertilidad del suelo y, por tanto, en el crecimiento de la vegetación, sino que también sirven de áreas de alimentación para numerosos invertebrados. Esta multiplicidad de facetas relevantes convierte al conejo silvestre en una especie clave, cuya recuperación debería ser una prioridad para la conservación de la biodiversidad en la Península Ibérica.

Para Ecologistas en Acción resulta paradójico que se autorice la captura de conejo silvestre por la vía de la excepcionalidad por supuestos daños en la agricultura y no se anule la caza con armas de fuego durante el periodo hábil de las especies cinegéticas, entre las que se incluye el zorro, uno de los escasos predadores que aún trastean la Campiña cordobesa.