Con la nueva ola de calor que se ha instalado sobre la Península Ibérica, el intenso tráfico motorizado que soportan las principales ciudades y carreteras españolas y el incremento de la electricidad producida en centrales térmicas por el uso de aire acondicionado han provocado que esta semana se hayan vuelto a disparar los niveles de ozono troposférico, en un episodio de alta contaminación que persistirá hasta el fin de semana, según la previsión meteorológica.

Los niveles más elevados se han registrado en el interior de Galicia, Asturias y el País Vasco, el norte de Castilla y León, el norte de Madrid, el interior de Cataluña, Andalucía occidental y Extremadura, si bien es previsible que el episodio de ozono se extienda progresivamente a la totalidad del Estado, quizás con la excepción de las Islas Canarias.

Cuando todavía falta un mes para la finalización de verano, considerado por su elevada insolación el periodo con más riesgo de formación del ozono, 70 de las 450 estaciones de control de la contaminación y 34 de las 132 zonas en que se divide el Estado para evaluar la calidad del aire ya han superado el objetivo establecido por la normativa para proteger la salud humana, objetivo fijado en 120 microgramos por metro cúbico, medidos en periodos de 8 horas, que no se debe sobrepasar más de 25 días al año como media de 3 años consecutivos.

Los peores registros se están obteniendo en las estaciones madrileñas de Parque Juan Carlos I, El Pardo y Tres Olivos, al norte de la capital, así como en El Atazar (Sierra Norte) y Orusco de Tajuña (Cuenca del Tajuña), en el interior de Málaga, en las estaciones de Montsec (Lleida), Zarra y Ontynient (Valencia) y en la ciudad de Cáceres, doblando con 50 días las superaciones permitidas del objetivo legal para proteger la salud, en lo que llevamos de año.

Al margen de las superaciones del objetivo legal, en Madrid, ambas Castillas, Andalucía, Extremadura, Murcia, Valencia, Cataluña y Baleares, así como en el valle del Ebro, de Tarragona al sur del País Vasco, pasando por Aragón y Navarra, se está superando de manera generalizada la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger la salud humana, establecida en 100 microgramos de ozono por metro cúbico de aire, medidos en periodos de 8 horas, y por lo tanto más rigurosa que el objetivo legal.

De esta forma, a pesar de que los niveles de ozono están siendo en general más bajos este verano que el año pasado, la quinta parte de la población española está respirando aire que incumple el estándar legal y dos terceras partes de los habitantes del Estado se están viendo expuestos a aire contaminado por encima de lo recomendado por la OMS, ante la completa pasividad de las autoridades autonómicas y el Gobierno central, que siguen sin adoptar los Planes de Mejora de la Calidad del Aire obligados en esta situación, motivo por el que Ecologistas en Acción presentó una denuncia ante la Unión Europea el pasado mes de julio.

Ante la persistencia de las altas temperaturas durante esta semana, Ecologistas en Acción demanda la adopción de las medidas necesarias de urgencia para evitar agravar la situación de la población afectada por aire de mala calidad. Medidas que deben pasar por la limitación del tráfico urbano e interurbano, principal emisor de los contaminantes precursores del ozono, y por la paralización del funcionamiento de las grandes centrales térmicas de carbón. Simultáneamente, se recomienda a la población que limite la actividad física al aire libre en las horas centrales del día y al atardecer, cuando los niveles de ozono son más elevados.

El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias, en presencia de radiación solar. Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, reducción de la función pulmonar, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas (asma, EPOC) y el agravamiento de patologías cardiovasculares.

La OMS estima en 1.800 los fallecimientos prematuros anuales en España producidos como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados estos días. El ozono, además de para las personas, es también tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.