Este agosto y septiembre los ríos Razón y Tera han tenido un caudal mínimo, por debajo de sus requerimientos ecológicos, llegando a estar secos en algunos puntos. La falta de lluvias de este verano ha sido una de las causas, a la que hay que sumar el incremento en las extracciones de agua, como es el caso de la captación en la cabecera del Río Razón para El Royo (en buena parte para riego de jardines). Hay que añadir los pozos ligados al nivel freático del río y los sondeos que hacen disminuir el caudal de fuentes y manantiales, componentes todos ellos relacionados, que forman parte del mismo ciclo del agua.

Los ríos Razón y Razoncillo tienen varias categorías de protección como son: Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial protección para las Aves (ZEPA), y Reserva Fluvial según el Plan Hidrológico del Duero; además albergan a numerosas especies de fauna con elevado grado de protección, como es el visón europeo (en peligro de extinción) y el desmán del Pirineo (vulnerable, siendo la población del río Razón una de las mejor conservadas). Estas características legales y naturales deberían conllevar y garantizar la dotación de un caudal ecológico proporcional.

Uno de los problemas para asegurar este caudal ecológico es la captación de El Royo, que tiene concedido un volumen de 7 litros/segundo, lo cual supone una previsión de consumo de unos 1.500 litros /habitante/día (el consumo considerado normal para uso doméstico es de 100 litros/habitante/día), que se extrae en mayor medida en verano, que es cuando más hay más población y demanda; y también cuando más escaso es el caudal. Aún así sigue habiendo un exceso de consumo respecto al consumo medio de 100 litros/habitante/día.

Este exceso de caudal de abastecimiento estival procede de la demanda del riego de huertos, jardines y llenado de piscinas privadas. Garantizar este uso no prioritario, conlleva el deterioro del Río Razón y Tera, y sus valores naturales protegidos.

Esta situación ha sido denunciada por ASDEN-Ecologistas en Acción de Soria, por Ayuntamientos ribereños y por Sociedades de pescadores en varias ocasiones, en la década de 1990 y 2000, sin que se hayan tomado decisiones por ninguna administración. Las muchas captaciones y usos de esa cuenca hidrográfica, que deberían ser controlados con mayor rigor por la Confederación Hidrográfica, y también por los Ayuntamientos y Diputación imponiendo precios progresivos al volumen de agua consumido, para limitar usos recreativos privados excesivos.

El no realizar tales medidas está generando un coste de fondos y recursos públicos al resto de la sociedad, como consecuencia de retirar las truchas que permanecen en pequeñas pozas que se han estado secando, o el de gastar en proyectos de conservación del desmán del Pirineo, que no serían necesarios si su hábitat no sufriera agresiones como es la desecación del mismo para regar jardines.

La solución, que debió adoptarse antes que hacer la captación mencionada y que debería de plantearse en un futuro inmediato es abastecer al pueblo de El Royo con agua captada del próximo río Duero, al igual que ocurre con numerosos pueblos de la provincia, sin mayores problemas.