En 2016 Ecologistas en Acción, antes Aedenat, ha cumplido 25 años, estar en la brecha un cuarto de siglo es motivo de celebración, pero también lo es de reflexión. En estos años hemos asistido a un deterioro acelerado del medio ambiente, como pone de manifiesto el cambio climático, la contaminación o la perdida de biodiversidad. Cabe pensar, que ante la innegable crisis ambiental y la urgencia de poner en marcha medidas que la frenen, hoy estaríamos hablando de avances, en vez de retrocesos. Pero lo cierto es que ni el gobierno municipal, ni el autonómico, están actuando de forma consecuente con las demandas del planeta y, todavía, las cuestiones ambientales no son prioritarias.

El gobierno central tampoco ha ayudado en mejorar la calidad ambiental de nuestra provincia. Estos días escuchamos noticias que vuelven a traer la cuestión de la reapertura de Garoña a la actualidad de los y las burgalesas. Volver a poner en marcha la vieja central nuclear, alargando su vida útil más allá del periodo para el que fue diseñada es una insensatez, pero sin embargo las presiones del lobby nuclear impactan en una política energética que no abandona las energías sucias a favor de las renovables, no apuesta por reducir el consumo ni por combatir la pobreza energética.

En materia energética, pero también de sostenibilidad en el mundo rural, se ha conseguido una de las más importantes victorias de este año: el abandono de la empresa BNK de sus proyectos de fracking en nuestra provincia. Se trata de un importante paso para transitar a un modelo energético no dependiente de los combustibles fósiles, que debe continuar hasta que todos los proyectos sean abandonados y la técnica prohibida.

El gobierno municipal del Partido Popular sigue suspendiendo en cuestiones de sostenibilidad y también lo hace en democracia. A pesar de que la perdida de mayoría absoluta ha conseguido que se aprueben mociones como la prohibición de los espectáculos con animales, esta aun no es efectiva por el nulo interés que demuestran en la prevención del maltrato animal. El arbolado urbano también sigue sufriendo la incapacidad de los y las responsables municipales en su conservación y mantenimiento adecuados: talas injustificadas y podas abusivas son la tónica general y se traducen en una perdida imparable del patrimonio natural de nuestra ciudad. Tampoco se ha apostado por prohibir el uso del glifosato en parques y jardines, a pesar de ser muy peligroso para la salud.

Este año celebrábamos la anulación de los nuevos sectores urbanizables proyectados en el PGOU, en una sentencia que recordaba al ayuntamiento que la ciudad debe ser construida de forma sostenible y no para beneficio de las constructoras. Mucho tiene que aprender en materia de sostenibilidad el gobierno municipal y aplicarla, por ejemplo, en materia de movilidad urbanae. Para 2017 es deseable que cambien la perspectiva y apuesten por la pacificación del trafico y la seguridad de ciclistas en las vías urbanas, reduciendo la velocidad a 30 km/h, lo que facilitaría la convivencia y pondría en el centro el verdadero problema de la movilidad urbana: los coches.