En los últimos meses la Asociación Asden-Ecologistas en Acción ha denunciado vertidos y la mala calidad del agua del río Duero en los tramos próximos a Soria capital.

La presencia de aglomeraciones de materia orgánica flotando sobre la superficie del río Duero en el Sotoplaya el 8 de marzo de 2017, y días siguientes, no es un hecho puntual. Anteriormente, entre los días 12 y 18 de febrero se pudo comprobar que el río Duero llevaba flóculos pero en menor cantidad y tamaño; y entre 31 de enero y 1 de febrero se apreciaron sustancias blanquecinas de textura oleaginosa, que también se pudieron ver en varias ocasiones durante el otoño.

Asden-Ecologistas en Acción ha realizado unos análisis básicos de una muestra de las aglomeraciones presentes el día 8 de marzo. Los resultados destacaban por tener una abundante fauna y flora microbiana semejante a la que podemos encontrar en un agua estancada. Estos resultados hacen pensar que hay una capa de materia orgánica o limo que tapiza el lecho del río, la cual pasa desapercibida en un análisis de calidad ordinaria del agua del río, pero su existencia y permanencia a lo largo del tiempo deterioran el río sin que seamos conscientes de ello. Esta materia orgánica del lecho ripario, que tiene su origen en anteriores y antiguos vertidos (legales o ilegales), ha sido procesada o transformada por el sistema ecológico del río; y por motivos que desconocemos han aflorado ahora a la superficie en forma de aglomeraciones de microorganismos. Es decir que esas “galletas” son simplemente el indicador o manifestación de una eutrofización y mal estado de salud permanente del río.

De confirmarse este diagnóstico, nos encontraríamos ante una situación preocupante que indicarían que el río Duero está enfermo, con un estado de salud o conservación “deficiente”, que contradeciría la calificación de “Bueno” y el objetivo de conseguir “buen potencial ecológico y buen estado químico en el año 2015” establecido en el Plan Hidrológico 2015-2021 para el tramo de río entre Garray y la confluencia con el río Golmayo. O también puede ser que con tan rimbombante y eufemístico nombre se describa un situación ambiental que el resto de la sociedad consideremos de deterioro y contaminación.

El deterioro del río del que somos testigos es posible por el deficiente control, exigencia y responsabilidad de todas las administraciones en los vertidos y actividades contaminantes; la deficiente gestión y funcionamiento, e incluso mal diseño de la depuradoras de aguas residuales (como es el caso de las depuradoras del Valle del Razón); el incremento de la cabaña ganadera porcina y la falta de control administrativo del vertido de sus purines.