La contaminación del aire es responsable de más de 430.000 muertes prematuras en la UE cada año. Esto es más de mil muertes al día.

La Directiva de Techos Nacionales de Emisión actualizada exige a los gobiernos nacionales que desarrollen políticas apropiadas para luchar contra este asesino invisible. Establece límites vinculantes de contaminación del aire en varios contaminantes del aire nocivos para 2020 y 2030.

«Limpiando el aire: Una guía crítica sobre la nueva Directiva de Techos Nacionales de Emisión» ofrece un análisis inicial de esta nueva ley. Investiga el efecto que tendrá la Directiva en las emisiones de la Unión Europea y lo que significan las nuevas normas tanto para los que causan contaminación como para los que luchan por detenerla.

Como resultado de la nueva Directiva, se prevé que los efectos en la salud de la contaminación del aire en la UE se reduzcan a la mitad en 2030, comparado con niveles de 2005. Sin embargo, esto es claramente insuficiente: aún se prevé que cerca de 250.000 europeos mueran prematuramente por la contaminación del aire en 2030, incluso después de la aplicación completa de la Directiva. Se habrían conseguido mayores progresos si las propuestas originales por parte del Parlamento y la Comisión Europea no se hubiesen diluido por los gobiernos nacionales en el Consejo, quienes consiguieron eliminar el metano de la Directiva por completo.

[Guía] Limpiando el aire

Este informe contiene tres capítulos.

El capítulo 1 introduce la Directiva de TNE y explica los límites que establece. Introduce los CNRE – Compromisos Nacionales de Reducción de Emisiones – que se establecen para 2020 y 2030. Explica por qué se espera que solo los límites de 2030 tengan algún efecto significativo en la mejora de la calidad del aire. Se espera que los CNRE de 2030 lleven a nuevas medidas que disminuyan las emisiones peligrosas de amoniaco y PM2.5.

El capítulo 2 explora cómo funciona la nueva Directiva y lo que los Estados miembros tendrán que hacer para cumplir con las nuevas normas. Cubre el «informe del inventario» que se le requerirá a los Estados miembros para llevar a cabo programas nacionales de lucha contra la contaminación atmosférica (PNLCA) y que debe detallar las medidas que pondrán en marcha para reducir las emisiones. Estos PNLCA se actualizarán regularmente y deben basarse en la consulta pública. Este capítulo también muestra las flexibilidades ofrecidas a los Estados miembros que tienen potencial para eludir la acción legal si la Comisión se las concede, cuyo rol en el cumplimiento será crucial.

El capítulo 3 presenta opciones concretas para facilitar el cumplimiento con las reducciones de emisiones de la Directiva de TNE al igual que muestra oportunidades para conseguir reducciones más sustanciales sobre contaminantes nocivos. Se exploran tres sectores clave que ofrecen reducciones de emisiones significativas: agricultura, calefacción residencial y centrales térmicas de carbón.

El informe concluye haciendo recomendaciones clave a los gobiernos nacionales y a la Comisión Europea.

Los Estados miembros deben:

  • Aplicar rápida y efectivamente la Directiva de TNE y otras legislaciones de calidad del aire de la UE, yendo más allá de los requisitos mínimos que establecen.
  • Poner en marcha sistemas de vigilancia rigurosos para comprobar que se estén respetando las leyes de contaminación del aire.
  • Abordar las fuentes más nocivas de contaminación del aire y de cambio climático, incluyendo la combustión de combustibles fósiles, la ganadería y la agricultura intensivas, el transporte y la calefacción residencial.

La Comisión Europea debe:

  • Garantizar la ejecución de la legislación nueva y vigente.
  • Acelerar las acciones legales contra los Estados miembros que no cumplan con las normas de contaminación del aire.
  • Denegar las flexibilidades que los Estados miembros puedan solicitar desde comienzos de 2017.
  • Proponer una legislación nueva y efectiva específica por sectores para abordar las distintas fuentes de contaminación.
  • Abordar las emisiones de metano definitivamente.
  • Adaptar los límites de calidad del aire ambiente a las recomendaciones más recientes de la OMS.