La declaración por parte de la Consejería de Agricultura y Pesca de la desembocadura del Guadalquivir como reserva de pesca mediante una Orden que entrará en vigor el próximo 15 de julio, no hace más que poner de manifiesto la extraordinaria importancia biológica de este enclave y su
importancia para el mantenimiento de las pesquerías en todo el Golfo de Cádiz. Importancia y excepcionalidad que ha venido defendiendo desde siempre Ecologistas en Acción pero que no siempre ha estado acompañada de una protección acorde con sus valores ecológicos.

La creación de la reserva puede ser un primer paso, pero la consideramos insuficiente al haber dejado fuera de la protección el tramo de aguas arribas del Caño de Martín Ruiz, que todos los estudios científicos avalan como zona
también de cría y engorde de la mayoría de las especies que luego son objeto de pesca en el estuario. Y donde sin ninguna regulación, por quedar fuera del ámbito de protección de esta Orden, proseguirán la pesca de la angula y el camarón por parte de los riacheros de Trebujena, que tanta incidencia tiene, por el tipo de artes utilizadas, en las poblaciones de juveniles e inmaduros de los peces del estuario.

Lo mismo podemos decir del mantenimiento, en una de las zonas de la reserva, de la autorización de embarcaciones con “dragas hidráulicas” para el marisqueo, a pesar de lo destructivo de este procedimiento de extracción, que literalmente destruyen los fondos marinos y con ello las
comunidades biológicas que sustentan.

La declaración de esta reserva pesquera, no puede obviar la verdadera necesidad del Guadalquivir y por ende de todo su estuario: el saneamiento integral de este importante río, con la obligatoriedad de la depuración total de todos los vertidos urbanos e industriales que se vierten a su cauce , cosa que actualmente no ocurre, y la adopción de medidas para paliar la importante contaminación que sufre a causa de los pesticidas y productos químicos de todo tipo que se emplean en la agricultura de todo su valle.

Cada día se hace más urgente la aprobación de un Plan de Saneamiento integral del Guadalquivir, con la implicación de las distintas administraciones competentes y cuyo colofón podría ser la reintroducción y recuperación de una de sus especies más emblemáticas: el esturión autóctono, pieza clave antes de su desaparición de una importante pesquería.

Y que se descarten obras e infraestructuras tan impactantes, como el dragado del río previsto para permitir la ampliación del Puerto de Sevilla. Confiamos que la Administración por propia coherencia rechace
ya este proyecto, porque de poco serviría declara una reserva en su desembocadura, si por otra se permite alterar los principales parámetros responsables de la enorme biodiversidad y riqueza pesquera de este cauce, como todo indica que ocurriría de llevarse a cabo el proyecto mencionado.