En el filo de la navaja. Es donde se encuentra la supervivencia del guirre en Fuerteventura, que es lo mismo que decir que en toda Canarias. Durante el primer año de gestión del programa europeo Life, todos los parámetros han bajado salvo el de la mortalidad.

El guirre, subespecie endémica canaria y en peligro de extinción, vive un momento crítico. José Antonio Donázar, técnico de la Estación Biológica de Doñana, lo afirma a la vista de los datos de 2005 sobre la población de este alimoche que, salvo una pareja en Lanzarote, subsiste sólo en Fuerteventura.

Sólo un dato del primer año de trabajos del proyecto Life-Naturaleza para la conservación del guirre en Fuerteventura es desgraciadamente al alza: el número de guirres muertos, la mayoría por envenenamiento. Durante 2005, se contabilizaron entre 130 y 140 ejemplares, lo que significan 29 parejas reproductoras y supone una bajada del 15% en la población. «Mueren a una tasa más alta de lo normal», corrobora Donázar. El año pasado, fallecieron once guirres y a lo que hay que sumar el ejemplar que apareció sin vida en 2006. Otro dato que lleva al técnico de Doñana a asegurar que su supervivencia se encuentra «en el filo de la navaja» es que han desaparecido 26 guirres marcados, aunque no se sabe exactamente si han muerto o no.

En cambio, y según los resultados de 285 jornadas de trabajo de campo durante 2005, el número de territorios de este ave de rapiña ha bajado al perder dos zonas, las más extremas: Jandía y Biocho, en el municipio de Pájara. También ha descendido el número de parejas reproductoras: han desaparecido dos, pero como ha surgido una, en realidad sólo se han perdido realmente un macho y una hembra.