Con la llegada del nuevo Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León se hizo pública la promesa de la declaración del Parque Natural de Candelario-Béjar antes del final de legislatura, noticia que recibimos con enorme satisfacción. Sorprende, sin embargo, que en la prensa local venga apareciendo que sus compañeros locales de partido, los responsables de la empresa gestora Gecobesa y el mismo Ministro Caldera sigan enarbolado la estación del esquí en La Covatilla como factor de desarrollo, prometiendo ahora más ampliación hasta la plataforma El Travieso de Candelario, sin observar que en las políticas actuales para el mundo rural ambas cuestiones tienen objetivos distantes, y vienen mostrándose como incompatibles. La hornacina de tal pretensión la constituye, al parecer, el Plan Director nuevo del Centro Turístico “Sierra de Béjar-La Covatilla”, un Plan que haría inviable la declaración del Parque Natural al apostar por “más Covatilla” y por “menos sierra y red Natura 2000”, para sonrojo del Consejero, el señor Carlos Fernández Carriedo.

Hay que reconocer que se puede hablar de éxito en la promoción y asistencia de visitantes a los servicios de la cafetería de La Covatilla, pero no así en cuanto al funcionamiento regular de las instalaciones para la práctica del esquí. Todos en Salamanca saben que el balance de estos años en términos económicos y deportivos se escribe con números rojos, por lo que cabe preguntarse si es razonable prescindir irreversiblemente de los valores de las cumbres de Béjar para disfrutar de unos servicios de restauración, y, encima, a un alto precio. Parece claro que esquí poco, pero de previsión razonable menos. Desde Ecologistas en Acción de Salamanca creemos que es excesivo tanto descalabro económico y ambiental para tan ridícula utilidad, pero el saco sin fondo, donde se han enterrado más de ocho millones de euros públicos (más de mil trescientos millones de pesetas), sigue abierto, y, mientras tanto, toda la comarca serrana envejece sin recibir apoyo institucional ni financiero para cubrir sus necesidades básicas y de futuro.

A mayores, debido al ánimo crispado de los últimos días en los ambientes políticos y populares, no puede hacerse una sola crítica al modelo del esquí bejarano, pues algunos grupos interesados están empeñados en disfrazar la ubicación de la estación como si la comarca de Béjar sólo tuviera dos salidas: esquí en La Covatilla, o subdesarrollo y despoblación para estos pueblos. Y así lo plantean ante los responsables de la Conservación de la Naturaleza de la Junta de Castilla y León: “el futuro Parque Natural de Candelario, exigen, debe prescindir del terreno en el que se asienta y puede ampliarse el complejo de esquí”, lo que provocaría que esta zona importante del territorio, del paisaje y de la biodiversidad de las altas cumbres de la sierra salmantina se queden fuera del Espacio Natural Protegido, y, por tanto, arrinconada al lado de un Parque descafeinado y sin sentido. Pero la peor consecuencia de futuro es, sin duda, que no podría entrar a formar parte de la futura Red Natura2000, la última apuesta europea por conservar los espacios y especies más representativos del continente, dotada de importantes fondos destinados a impulsar el desarrollo socioeconómico. No muchos saben que nuestra sierra está siendo propuesta como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de dicha red, y su exclusión la dejaría huérfana del apoyo europeo.

Ecologistas en Acción de Salamanca llamó la atención, por ser conocedor objetivo de la valía ambiental de la sierra -ya inventariada por la propia Consejería de Medio Ambiente como singular y representativa de las altas montañas de la Comunidad- de que si el proyecto era ampliado, en aras de la tozudez y de la irresponsabilidad de los promotores, sería evaluado constantemente como productor de impacto severo e irreversible, y no superaría ninguna evaluación ambiental. Dos Estudios de Impacto Ambiental han sido informadas técnicamente por los funcionarios de la Junta como negativos, y, sin embargo, se convierten en favorables por decisión política, pero sin comprometerse en nada esencial. Se habla de proteger, se actúa para destruir; la credibilidad de estas decisiones está ya por los suelos al optar por la estación de esquí y postergar el Parque Natural y la Red Natura 2000 en la provincia. Alguien deberá tomar cartas en el asunto porque los edificios que estos días se recrecen, la ampliación de pistas, las explanaciones para aparcamientos o los cañones de nieve artificial, si de nuevo son recogidos en el Plan Director, son contrarios a las declaraciones ambientales que en su día aprobaron.

Ante la pasividad de la Consejería de Medio Ambiente en las continuas vulneraciones, la asociación ecologista entregó a la Comisión Europea y a la Fiscalía un reportaje fotográfico e informe explicativo donde podían apreciarse los 15 presuntos incumplimientos, con las afecciones jurídicas y ambientales más destacables, que definen el crecimiento de este complejo invasivo, algo que no dudarán en repetir si el Plan Director reitera en la ampliación. Es, a su vez, responsable del grave impacto ambiental que está retrasando y empequeñeciendo el alto valor natural y social que supondría la declaración de la sierra de Béjar-Candelario como Parque Natural, cuando las verdaderas razones del esquí se encuentran en la especulación urbanística de los pueblos de abajo, con su máxima expresión en los “rincones de La Condesa” de Béjar.

En los mentideros de la comunicación, mientras tanto, hace presencia la demagogia interesada y se acusa a los ecologistas de los males del esquí. Sin desoír ninguna voz, estamos convencidos de que hay una salida de consenso, la del sentido común, en los términos de un desarrollo sostenible sin exclusiones. Ecologistas lleva tiempo planteando que este Centro debe reconvertirse en una explotación racional, sin nuevas infraestructuras, donde caben el respeto a la excepcionalidad natural y el disfrute ocioso, turístico y deportivo al amparo de la red Natura, por ejemplo, de la mano de la etiqueta de calidad y atracción que proporciona el Parque a largo plazo, para lo que no es necesaria más “urbanización y desprecio de altura”. Este es el camino emprendido por muchas zonas de Castilla y León para fijar población en el medio rural y crear empleo en sus pueblos -Sanabria, en Zamora; Duratón, en Segovia; Río Lobos, en Soria…-, y donde el beneficio podría ser compartido por todos los términos municipales incluidos: Puerto de Béjar, Cantagallo y Vallejera tendrían también su cuota, junto a Candelario, Béjar, La Hoya y Navacarros.

Por el contrario, una montaña tan frágil torpedeada con “un polígono industrial con chiringuito”, en cotas de dos mil metros, es, amén de una falta de gusto, irrecuperable: el último tren pasa por evitar que desaparezca la sierra, y con ella las potencialidades y las ilusiones. Un proyecto, reconvertido a más blando, que mime el paisaje y los valores ecológicos de los hábitats serranos, y los ponga al servicio del dinamismo social y económico de la gente, es posible en La Covatilla. Esta es la verdadera estrategia que persigue el colectivo ecologista, con la intención de poder reconducirlo hacia soluciones coherentes. Por ello, ante la posibilidad que ofrece ahora el Plan Director para abrir un debate sobre la compatibilidad del complejo turístico de esquí de La Covatilla con el futuro Parque Natural de Candelario-Béjar, Ecologistas en Acción de Salamanca quiere expresar a las gentes de la comarca, a las instituciones y agentes locales su total disposición a impulsar el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, en la convicción de que redundará en una definición sostenible del futuro Parque, en beneficio de los vecinos de los pueblos afectados y de la naturaleza representada en la “alta montaña de Salamanca”. Lo esperamos, lejos de engaños y confusionismo a los vecinos de los pueblos, por el sentido común que viste a las cosas que resultan bien hechas, bien intencionadas.