La Casa de Campo Bien de Interés Cultural (B.I.C.) R-I-52-0000004 y Jardín Histórico desde el 3 de junio de 1931, sigue sufriendo agresiones motivadas por la Reforma de la M-30. Las obras impiden el paso de los transeúntes y trabajadores desde la Glorieta de Príncipe Pío a la Casa de Campo y la travesía se ha hecho peligrosa por la cercanía de la maquinaria pesada que trabaja en el talud.

En estos momentos, cinco mil metros cuadrados más -el pasado mes de septiembre 300 metros de seto perimetral, en esta misma zona, fue destruido junto con mas de cien árboles- del Reservado de Felipe II van a ser ocupados por las obras de tres colectores y una conducción del Canal de Isabel II. A causa de esta ocupación desaparecerán entre 25 y 30 árboles adultos.

En el mismo núcleo inicial de la Casa de Campo siguen los trabajos que han hecho desaparecer las trazas y todos los restos de la zona conocida como jardín “de medicinales”, mas de 50.000 metros cuadrados. Próximos a estos jardines desaparecidos están los jardines de enfrente del Palacio de los Vargas, llamados “de la Principal”, con una extensión aproximada de 10.000 metros cuadrados. Por estar anejos a la Puerta del Rey, este ajardinamiento está sufriendo destrozos en sus setos y composición.

Además, cerca de este lugar, las obras han hecho desaparecer los importantes restos históricos del pasadizo que comunicaba El Campo del Moro con La Casa de Campo, obra de Villanueva y realizada en las ultimas décadas del siglo XVIII. Estos dos jardines, antiguos Reales Sitios, estaban unidos, pero las obras han destruido toda la jardinería existente. De hecho, se están utilizando estos jardines -continuación del Paseo Bajo de la Virgen del Puerto, arbolado ya en tiempos de Felipe V- para hacer viales de desvío desde la N-5.

Continuando con esta lista de desaguisados, toda la jardinería existente en el talud de Príncipe Pío ha desaparecido, y eso que en este talud había once árboles catalogados.

Por otro lado, los peatones y trabajadores que acceden desde la Glorieta de San Vicente, donde se encuentra el metro, tren de cercanías y varias líneas de autobuses, se juegan la vida a diario en la peligrosa travesía que tienen que realizar para llegar al Parque o a su puesto de trabajo, ya que deben caminar entre la maquinaria pesada que trabaja en el talud.