El Ministerio de Medio Ambiente apuesta por diversos planes de reintroducción de especies amenazadas, como garantía de su supervivencia y como compromiso para conservar los hábitats para que puedan sobrevivir, buscando formulas de encuentro entre el hombre y el medio natural; de la misma manera que apuesta por una nueva gestión del agua, que tenga en cuenta la singularidad de los corredores biológicos vinculados a los ríos.

En Aragón, el Consejero de Medio Ambiente se conforma con presentar la declaración de un minireserva de Caza y varios monumentos naturales en el entorno del río Guadalope, un espacio con vocación de Parque Natural incluido dentro de la Red Europea de Espacios Naturales «RED NATURA 2000», se alía con la demagogia aportada en la reintroducción del Oso en el Pirineo apostando por el lema «El Hombre antes que el Oso», o deja salir de la Comisión del Agua a los sectores más conservacionistas que representan los sectores sociales volcados con «La Nueva Cultura del Agua», y por la que pensábamos apostaba esta Comunidad Autónoma al frenar el Trasvase del Ebro, cuando al parecer los políticos aragoneses solo la consideran al buscar argumentos para oponerse a que el agua se vaya de Aragón.

Señala el veterano ecologista Benigno Varillas, en el número de Mayo de la Revista Quercus, que «los conservacionistas que hemos llegado a acostumbrarnos a gestionar lo escaso, a la estrategia defensiva que diseñó Valverde en Doñana en 1960, debemos plantearnos qué va hacer este país con el vacío que generará en 2012 el declive del mundo rural en zonas marginales, por envejecimiento y desaparición de la cultura pastoril y por la reducción de las primas al ganado, un proceso que acabará hasta con los ganaderos absentistas que mantienen en el monte los treinta millones de ovejas, vacas y cabras que frenan el preocupante proceso de matorralización de España y aportan carroñas a la fauna carnívora amenazada».

En España hay 24 millones de hectáreas de incierto futuro agroganadero y de «vocación forestal» como dicen los de Montes, así como una parte de las que son productivas y generan alimento para la fauna silvestre. Estas superficies debemos reclamarlas para la biodiversidad, frente a quienes buscan la especulación urbanística en ellas ó el abandono de su gestión, en ambos casos no hay intención de gestionar y planificar el medio ambiente con fines conservacionistas.

Volviendo a Aragón, quienes desde la década de los ochenta venimos reivindicando un Departamento de Medio Ambiente comprometido con la naturaleza, pensábamos más en el camino emprendido por la Ministra Narbona, que por el eslogan publicitario «Natural de Aragón» aportado en esta legislatura por el Consejero aragonés, Sr. Alfredo Bone, en una apuesta por llenar de turistas nuestros campos, en vez de recuperar en ellos el vuelo del Quebrantahuesos, los campeos del oso ó el aullido del lobo.