Manifiesto leído en la Manifestación, del domingo 25 junio, Por un Madrid Habitable, M-30 NO, No + coches, No + talas, No + Mentiras.

Ciudadanos y ciudadanas de Madrid:

Nuevamente nos estamos manifestando contra el despropósito medioambiental y el despilfarro económico que supone la ampliación de la M-30.

A pesar de las protestas ciudadanas, las obras se están acelerando con grave riesgo para la salud de los vecinos y los trabajadores. El caos y la descoordinación que desde el principio caracterizaron este faraónico proyecto se ven agravados por las prisas electorales del sr. Gallardón.

Barrios enteros llevan dos años sumidos en el permanente estruendo de las máquinas, el polvo irrespirable y la suciedad. Madrid se ha convertido en una ciudad de trincheras y los ciudadanos vivimos sujetos a las conveniencias más arbitrarias de las compañías constructoras.

La contaminación acústica y ambiental supera los límites máximos permitidos por las legislaciones españolas y europeas y llegando a extremos que la Organización Mundial de la Salud califica de gravemente perjudiciales para las personas.

Las obras de la M-30, tal como se están realizando, significan un atentado directo contra la salud de decenas de miles de madrileños y madrileñas, con un alto coste en términos de enfermedad, estrés e incluso mortalidad prematura. El Ayuntamiento no está haciendo ningún seguimiento de estas afecciones ni ha adoptado ninguna medida preventiva de información y control. A Gallardón no le importan las personas, sino las obras.

Ya ha habido más de 400 accidentes laborales en las obras. Han fallecido dos trabajadores y más de 13 han sufrido lesiones graves o muy graves. La opacidad informativa y la maraña de contratas y subcontratas impide que conozcamos las cifras reales que, con toda seguridad, serán mucho más altas. Pero a Gallardón no le importan los trabajadores, sino las obras.

Cada día, miles de madrileños y madrileñas pierden dinero, tiempo y paciencia por culpa de los interminables atascos que provocan las obras, su pésima planificación y la falta de información. Está por evaluar el inmenso coste económico y social que todo ello supone. Pero a Gallardón no le importan los ciudadanos, sino las obras.

Continúan las talas indiscriminadas y las excavadoras siguen arrasando nuestro patrimonio arqueológico, histórico y paisajístico. Se sigue agrediendo contra el Puente de Toledo, contra la Casa de Campo, contra los restos arqueológicos e históricos de la Ribera del Manzanares. Pero Gallardón no le importan ni la historia ni la naturaleza de Madrid, sino las obras.

El presupuesto, ya de por sí disparatado, se les está yendo de las manos, mientras Bruselas les niega financiación por no haber hecho la Evaluación Ambiental. Por eso Gallardón ha reducido los gastos sociales, y por eso planta indiscriminadamente parquímetros en los barrios periféricos. Porque a Gallardón no le importan las necesidades sociales de los madrileños, sino las obras.

Gallardón quiere convertir esta ciudad en un parque temático. Gallardón quiere inaugurar un día antes de las elecciones municipales un nuevo Madrid de escaparate, con árboles de quita y pon, pero sobre todo con más coches y más cemento, con más contaminación, más ruido y más especulación. A Gallardón no le importa resolver los problemas de la ciudad, sino las obras.

Y como un despropósito lleva a muchos más, tampoco le importa convertir Legazpi y el Nudo Sur en un vertedero de humos y ruidos, asolar el bulevar del Prado, destrozar la Casa de Campo, arruinar el parque de la Arganzuela y cuantos espacios verdes se les pongan por delante.

De la mano de Gallardón, Madrid se ha convertido en una ciudad inhóspita y desapacible, supeditada a los coches y a los intereses de las constructoras. Sus obras impulsan un modelo insostenible de movilidad e hipotecan gravemente la evolución futura de la ciudad. Pero a Gallardón no le importa el futuro de Madrid, sino su propio futuro político.

Esta tarde llegará a Madrid una delegación del Parlamento Europeo para comprobar nuestras denuncias contra la ampliación de la M-30 y la agresión que supone para nuestra salud y la del medioambiente. La visita es fruto de más de dos años de lucha de los vecinos y de las organizaciones integradas en la Plataforma M-30 No Más Coches.

Que intervengan las instituciones nacionales y europeas que tienen la obligación de salvaguardar los derechos ciudadanos básicos es una exigencia fundamental ante tantos desmanes como estamos sufriendo los madrileños. Demos, pues, la bienvenida a los europarlamentarios y esperemos que su visita sirva para corregir, en lo que cabe, la situación y rebajar los delirios faraónicos de un alcalde que ni la ciudad ni los madrileños y las madrileñas nos merecemos.