Pese a algunas declaraciones complacientes de responsables políticos sobre la calidad del aire en nuestra ciudad, lo cierto es que hay tres tipos de contaminantes que deberían preocupar al Ayuntamiento de Salamanca: óxidos de nitrógeno; ozono troposférico y el dióxido de azufre, relacionados todos ellos con el tráfico y las calefacciones, es decir con la quema de combustibles fósiles.

El ozono (O3) es un contaminante atmosférico que se forma, en presencia de luz solar, a partir de compuestos orgánicos volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno (NOx) emitidos principalmente por la combustión de los automóviles.

En concentraciones elevadas, que suelen darse en períodos de máxima radiación solar, puede constituir una amenaza para la salud pública, la vegetación y los cultivos.

Este ozono ambiental o troposférico, el «ozono malo», al encontrarse en la capa de la atmósfera más cercana a la superficie terrestre tiene efectos sobre los seres vivos diferentes al ozono estratosférico, el bueno, que constituye la capa de ozono y que nos protege de las radiaciones de alta intensidad emitidas por el sol. El ozono estratosférico cumple una función vital para proteger la salud humana y los equilibrios naturales terrestres, por lo que es preciso evitar su destrucción como resultado de la emisión de CFCs u otros gases halones presentes en aerosoles, extintores, espumas sintéticas o pesticidas.

Debido al crecimiento del parque automovilístico y del uso incontrolado del coche en las ciudades, la contaminación atmosférica ha ido aumentando en los últimos años, pero no se debe aceptar la situación con resignación puesto que se puede combatir.

Al ser un contaminante secundario, es decir, que se forma a partir de otros contaminantes presentes en la atmósfera, las concentraciones mayores de ozono pueden detectarse en la periferia de las ciudades, e incluso a decenas de kilómetros de distancia.

El Real Decreto 1494/95 de 8 de septiembre sobre contaminación atmosférica por ozono, exige que las administraciones locales establezcan una red adecuada de medición de este contaminante y avisen a la población cuando se rebasen ciertos niveles de protección para la salud pública, recomendando que las personas más sensibles permanezcan en el interior de edificios y viviendas y que eviten realizar ejercicio físico en el exterior en las horas de máxima insolación.

El ozono constituye un riesgo para la salud y afecta principalmente a las membranas mucosas y a los pulmones, siendo especialmente sensibles los niños, jóvenes y personas asmáticas o con problemas respiratorios. En altas concentraciones provoca tos, sequedad de boca y dolores en el pecho. Si la exposición es prolongada puede causar efectos permanentes en el tejido pulmonar y reacciones en el sistema inmunológico.

Es importante saber que aunque no se lleguen a sobrepasar los umbrales de concentración de ozono que obligan, según la legislación, a avisar a la población y adoptar medidas, existen también evidencias de que niveles bajos y moderados de ozono PERSISTENTES son suficientes para inhibir el crecimiento y productividad de árboles y cultivos. También hay que decir que la nueva Directiva europea sobre contaminación atmosférica ha rebajado, entre otros, los niveles aceptables de ozono troposférico aunque la entrada en vigor de los nuevos umbrales más exigentes se pospone hasta el 2010.

En Salamanca el ozono junto con los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre, son los contaminantes con mayor presencia, relacionados todos con la quema de combustibles fósiles y en concreto con el tráfico.

Ecologistas en Acción cree que el Ayuntamiento no puede continuar negando el problema de la deficiente calidad del aire, ni permanecer en la complacencia y la inactividad amparándose en que, por poco, no se superan los umbrales vigentes. Ecologistas en Acción cree aconsejable elaborar un Plan de Actuación para mejorar la calidad del aire, basado en la prevención de la contaminación, que empiece por plantear alternativas a la utilización indiscriminada del coche en la ciudad y en este sentido exige la puesta en marcha del Plan de Movilidad de Salamanca elaborado por el Ayuntamiento y consensuado en el seno de la Comisión Ciudadana de Movilidad Urbana, dado que pretende ofrecer alternativas al vehículo privado y reducir su uso.