Entrevista sobre el Día sin Compra 2006

- ¿En qué consiste el Día sin Compra y desde cuándo se celebra?

El Día Sin Compra es algo parecido a un día de huelga del consumidor, una operación de boicot no contra un producto o una multinacional concreta, sino contra la sociedad de consumo en general. La propuesta consiste en escapar de la corriente consumista que las empresas y los publicistas nos imponen tanto en Navidad como en el resto del año. Para ello se invita a toda la población a no acudir a comercios y grandes almacenes, reducir al máximo las compras de esa jornada limitándolas a lo realmente necesario, o incluso anularlas, y salir a la calle para denunciar un sistema socioeconómico injusto, alienante y ambientalmente insostenible.

Esta iniciativa tiene su origen en 1992, en Canadá. Un trabajador del mundo de la publicidad -Ted Dave- fue quien desde su lugar de trabajo lanzó la idea contra el constante bombardeo del sobreconsumo. Su lema fue: “lo bastante es suficiente”.

- ¿De qué se pretende concienciar a la población con este Día?

Con este Día se pretende lanzar a la población una reflexión que anime a cambiar los hábitos de consumo.
A estas alturas resulta incuestionable que el modelo de sobreproducción y sobreconsumo que existente está directamente relacionado con la crisis ambiental. Sin embargo, lejos de cuestionar los aspectos centrales del consumo y, por lo tanto, el sistema económico dominante, se están creando unas identidades globales basadas en el consumo que, al contrario de lo que parece aparentemente, suponen una disminución en nuestra calidad de vida.

Se percibe el consumo como una medida del cumplimiento de los proyectos vitales, creemos que para tener éxito social es imprescindible tener un trabajo con el que se gane mucho dinero, y nos conformamos con empleos que no nos gustan durante todo el año a cambio de veinte días de vacaciones y tener acceso a una hipoteca a 40 años. Nos creemos a pies juntillas una publicidad que para poder vendernos productos de belleza nos hace sentir feos, y para poder crearnos una identidad propia nos anima a consumir marcas. Y finalmente lo que obtenemos es frustración al ver que el consumo no repara nuestros males.

Este sistema de consumo ha producido una pérdida del sentido común colectivo a favor del individualismo, se valora lo económico por encima de todo, lo que conduce a que se prima la demanda por encima de los recursos, y a que existe una preocupante sobrevaloración de presente sobre el medio y largo plazo. Poco a poco se van desarticulando las estructuras sociales, culturales y económicas que eran más acordes con el medio ambiente, se ha perdido la autonomía y la capacidad de decidir sobre el propio territorio, dependemos del mercado para cuidar de nuestros/as hijos/as y mayores, para divertirnos, para amar o practicar el sexo, para conseguir comida. Estamos pasando cada vez más a ser individuos en manos de las multinacionales del sobreconsumo, y perdiendo nuestra capacidad de ser individuos libres, críticos y razonables.

- ¿Qué actividades se han preparado para esta fecha?

Desde que se comenzó a celebrar este día cada año son más los países que se suman a esta iniciativa. Las formas en que las diversas organizaciones internacionales se manifiestan son muy variadas, pero mantienen en común una crítica al modelo de consumo en el que estamos instalados, homogeneizador, despilfarrador, cínico e individualista, que contribuye, de forma decisiva, al mantenimiento de una situación que nos está conduciendo al colapso social y ambiental.

Este año Ecologistas en Acción está organizado distintas actividades en varias partes del Estado español. La temática central es una crítica al modelo de consumo que suponen las grandes superficies y, en torno a este eje, se están organizado, entre otras cosas, jornadas de cine anticonsumistas, visitas guiadas a locales y tiendas con proyectos de consumo crítico y responsable, exposiciones de contrapublicidad, charlas sobre alternativas y mercadillos de trueque.

- ¿El sentido de la Navidad se ha visto desvirtuado por el consumismo?

Cada vez hay más voces que denuncian la pérdida de valores que está experimentando nuestra sociedad. Mientras esto ocurre las empresas se esfuerzan por reconducir esta preocupación social hacia el consumo, y la estrategia para realizarlo les está funcionando a la perfección. Ya desde noviembre comenzamos a estar abrumados por campañas publicitarias que nos “enseñan” cómo hay que transmitir todos los valores relacionados con el cariño a la familia, la amistad o el amor, con el fin de instaurar socialmente cómo expresar nuestros sentimientos.

Así que proponen alternativas de todo tipo, para los que se quieren gastar mucho, para los que les gustan los regalos alternativos… pero todo con un denominador común: algo hay que comprar. Y que algo haya que comprar significa que el indicador de las relaciones se mide más con el tipo de regalo que se da o recibe que con las palabras, las caricias, los besos o los abrazos.

En una sociedad en la que la rapidez se percibe como uno de los máximos valores, y donde la lentitud no tiene cabida, la compra de un objeto se ha convertido en la alternativa perfecta para expresar los sentimientos.

- ¿Qué factores han influido, en su opinión, en la creación de este consumismo?

Como llega un momento en el que no hay más necesidades básicas que cubrir surge la necesidad de crear nuevos espacios de crecimiento económico y se empiezan a mercantilizar cada día más cosas. Hemos creado un sistema que supone que la mejor forma de gestionar las sociedades humanas y el medio ambiente es a través del libre mercado, que convierte casi cualquier actividad o bien en mercancía susceptible de ser comprada y vendida: ya no se puede disfrutar del agua limpia de los ríos, ahora nos la venden embotellada; ya no hay apenas lugares públicos donde reunirse porque la calle está llena de coches, ahora las nuevas plazas son los centros comerciales y de ocio donde se compra la diversión.

Mientras esta privatización se hace cada vez más evidente, el afán consumista se va extendiendo por todo el planeta. El propio uso masivo de los bienes genera nuevas necesidades y éstas un nuevo consumo en una espiral creciente que parece difícil de frenar. Cada capricho se convierte en un deseo, y cada deseo en una necesidad, y el siguiente paso es no tener más remedio que consumir para sentirse bien con uno mismo.

Pero lejos de darnos cuenta de todo esto, se han incorporado a nuestras cabezas una serie de principios que legitiman el sistema: se asume que la calidad de vida va intrínsecamente ligada al nivel de renta, a los avances tecnológicos y a la posesión de bienes, y que el progreso es lo mismo que el crecimiento económico. Se valoran las necesidades por encima de los recursos y hay una alarmante primacía del presente sobre el medio y largo plazo (cultura del usar y tirar).

- Además, parece que el pistoletazo de salida para las compras navideñas lo marcan las grandes superficies comerciales un mes antes de su celebración… ¿Confía en que los consumidores españoles se concienciarán durante las próximas fiestas de que “lo bastante es suficiente”?

Aunque queda mucho camino por recorrer, lo cierto es que cada vez hay más gente que comienza a estar cansada, y busca un espacio para rebelarse contra el sistema establecido. El Día sin Compra no es una revolución, pero sí es uno de esos espacios en los que la ciudadanía busca un hueco para expresar su rabia y su descontento con el sistema socioeconómico imperante.

Entrevista a María González, coordinadora del área de consumo de Ecologistas en Acción, realizada por Yahoo noticias.