Ha aparecido un nuevo problema en la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) que ha sido calificado de Nivel 1 en la escala INES de sucesos nucleares. Se trata de un fallo de las válvulas de ventilación del edificio de contención. Para Ecologistas en Acción este problema viene a sumarse al sinnúmero que ya presenta la nuclear, lo que aconsejaría su cierre inmediato como solución más sensata.

Las inspecciones que se realizan en la central de Garoña durante la presente parada para recarga se ha detectado un nuevo fallo de la seguridad de esta centra. Se trata un mal funcionamiento de las válvulas de ventilación del edificio del reactor. La función de estas válvulas es regular el intercambio de aire entre el interior y el exterior de este edificio. Esta función es fundamental para la seguridad porque en caso de accidente se puede hacer necesario el corte de la entrada de aire al interior o, por el contrario, evacuar aire del interior hacia el exterior.

Ecologistas en Acción quiere recordar que las válvulas de la contención fueron claves en el accidente de Harrisburg (EE UU), el 28 de marzo de 1979, puesto que sirvieron para evacuar el hidrógeno que se estaba formando en la cúpula del reactor. El hidrógeno es un gas explosivo y su acumulación aumentaba fuertemente el riesgo de que se produjera una deflagración con la consiguiente ruptura de la contención y salida masiva de material radiactivo. También podría darse la necesidad opuesta: garantizar la estanqueidad del edificio del reactor ante una posible fuga de vapor radiactivo al edificio de la contención.

En resumen, el fallo de estas válvulas suponen una merma importante para la seguridad de la central. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha calificado el suceso como nivel I en la escala INES de sucesos nucleares. Para Ecologistas en Acción se trata de un nivel II puesto que ha fallado un elemento de suma importancia para la seguridad y, en caso de algún tipo de accidente, el fallo podría haber conducido a una situación catastrófica.

Este problema viene a sumarse al gran número de defectos que tiene la central, relacionados con la avanzada edad de la planta, entre los que cabe destacar las afecciones de la corrosión. Lo más sensato sería no correr más riesgos y proceder al cierre de esta planta que, además, es perfectamente prescindible.