Es claro que, para Ecologistas en Acción, la política es algo demasiado importante como para dejarla solo en manos de políticos/as profesionales. Por ello, nuestra organización quiere, desde la independencia de partidos, subrayar aquellas contradicciones que en materia de política social y ambiental tienen aquellas formaciones que desde la renuncia al interés común han decidido concurrir a estas elecciones para salvaguardar los intereses de ricos y poderosos (porque la mayoría son, cómo no, hombres).

La crisis sistémica que padecemos tiene su epicentro en la necesidad intrínseca del capitalismo por crecer de manera continuada. Esto no solo conlleva desigualdades crecientes, sino que es imposible en un planeta de recursos limitados.. Por ello, Ecologistas en Acción considera que, quienes concurren con programas basados en estos supuestos, son parte del problema, más que de la solución.

Si apoyan los recortes sociales no nos representan

No se puede apoyar, desde la coherencia más básica, ninguna opción partidaria que esté haciendo o proyectando recortes sociales en el altar del dios bulímico del mercado. El reequilibrio de posibilidades, la igualdad, la justicia social y la solidaridad no son opciones, son el alma del concepto más esencial de democracia. Una democracia con más de ocho millones de personas bajo el umbral de la pobreza, con cinco millones de personas desempleadas y miles de ciudadanos y ciudadanas desahuciadas de sus viviendas, es una democracia en estado de emergencia, que solo podrá tener perspectivas de mejora aplicando políticas decididas de redistribución y solidaridad. Es perentorio implementar un modelo de desarrollo antitético al neoliberal que cree un nuevo contrato social con el planeta y nuestros semejantes.

Si defienden la energía nuclear no nos representan

Quien, tras los últimos acontecimientos de Fukushima, siga defendiendo la energía nuclear como una opción a incluir o mantener en nuestro mix energético, merece nuestra más contundente reprobación. Las evidencias sobre el riesgo inaceptable que la energía nuclear representa para la salud de todos y todas y para el medio ambiente, son tan insoslayables, que su defensa solo puede hacerse desde dos perspectivas: desde la negligencia intelectual más acusada, o desde la complicidad más espuria con los grupos de presión pronucleares. Es necesario orillar de manera definitiva aquellas opciones políticas que son capaces de representar y defender los intereses de una élite industrial que pone en riesgo el presente y el futuro de la vida en el Planeta.

Si rescatan a los bancos no nos representan

Resulta escandaloso que en el mismo momento en que se están recortando derechos y se anuncian nuevos mazazos a nuestro magro estado de bienestar, se lleven a cabo recetas de recapitalización como modo de rescatar a un sistema bancario perteneciente al mismo corazón financiero que nos ha conducido a la actual crisis sistémica. ¡Un 10 % del PIB está sirviendo para avalar o dar ayudas a la banca! Quien rescata a bancos y condena a sociedades enteras no es merecedor de nuestra confianza, ni de nuestro voto. Se debe pedir responsabilidad pública, civil y penal a aquellas entidades que para lucrarse se han dedicado a la usura y la especulación, atentando contra los derechos de todos y todas, exigiendo, además, que hagan frente a su deuda histórica devolviendo, con intereses, todo aquello que ha posibilitado el empobrecimiento de clases sociales y de regiones completas de nuestro planeta.

Si no reducen las emisiones no nos representan

Las emisiones de gases de efecto invernadero están en el origen del cambio climático. Este cambio climático se está notando ya en las regiones del mundo más vulnerables, lo que se traduce en hambrunas, en migraciones… Por ello es urgente rebajar estas emisiones, que no olvidemos, sobre todo se producen en el mundo más enriquecido y se padecen en las regiones más empobrecidas del planeta. Quien no se comprometa de manera decidida a una reducción del 40 % de emisiones respecto a 1990, en la UE respecto al 2020, está siendo cómplice con una de amenazas más terribles a las que se ha enfrentado la humanidad, y por tanto no puede representarnos.

Si destruyen la biodiversidad no nos representan

El consenso científico nos indica que nos enfrentamos a la sexta extinción masiva de especies. Esa pérdida no solo significa el fin de especies enteras, sino de su interacción, lo que pone en peligro nuestra propia pervivencia. Así pues, es innegable replantear nuestra forma de habitar el planeta. Ante esta cuestión los partidos en liza no pueden ponerse de perfil. Es necesario acabar con aquellas políticas que contemplan al ser humano como único centro válido, o con aquellas otras que reducen la riqueza ecosistémica a un producto del que extraer pingues beneficios. Quien no ve en la vida, vida, sino posibilidades de enriquecimiento con su destrucción, merece nuestro completo rechazo.

Si no apuestan por las renovables no nos representan

En este contexto de lucha contra el cambio climático y de crisis sistémica, es imprescindible cambiar nuestra forma de consumir energía, decreciendo y ahorrando, pero también incentivando la producción energética a través de renovables. Se trata de potenciar una industria respetuosa con el medio ambiente, que genera más puestos de trabajo y que democratiza la producción energética en detrimento de las grandes y nocivas corporaciones multinacionales del ramo. Esta apuesta, si es sincera y significativa, debe fijarse objetivos ambiciosos en el consumo de energía proveniente de renovables: al menos un 72% en 2020, objetivo factible como muestra la propuesta energética de Ecologistas en Acción.