Dice la Carta de Aalborg, ratificada por el Ayuntamiento de Salamanca en pleno municipal del 4 de mayo de 2006, lo siguiente:

1.9 Pautas de movilidad urbana sostenible. Daremos preferencia a los medios de transporte respetuosos con el medio ambiente (en particular los desplazamientos a pie, en bicicleta o en transporte público) y situaremos en el centro de nuestros esfuerzos de planificación una combinación de estos medios. Los diversos medios de transporte urbanos motorizados han de tener la función subsidiaria de facilitar el acceso a los servicios locales y de mantener la actividad económica de las ciudades.

Estos días en Salamanca “disfrutamos” de la forma que el Ayuntamiento del Partido Popular aplica ese documento, firmado voluntariamente, estrenando un nuevo puente con cuatro carriles para “desahogar el tráfico de la ciudad”. Ecologistas en Acción de Salamanca ha manifestado en reiteradas ocasiones su posición crítica frente a este costoso proyecto, financiado detrayendo fondos de las múltiples necesidades de una provincia que se despuebla y envejece. El problema no es hacer puentes o nuevas infraestructuras, sino para qué sirven estas. Sobre todo si parece que NO todos los ciudadanos lo perciben como la respuesta a sus problemas. Resulta paradójico que en ambas orillas del Tormes las principales celebraciones ciudadanas hayan sido manifestaciones exigiendo mejoras en el Transporte Público.

Este puente aliviará inicialmente la congestión de tráfico del centro de la ciudad; perenne argumento justificativo de muchas obras para el vehículo privado, como ocurrió con el puente de San José que menos de 7 años después de inaugurarse ya tiene graves problemas. Una vez más la mejora en las comunicaciones entre ambas márgenes del río Tormes ha sido aumentar el número de puentes, en los últimos 30 años 5 puentes nuevos con una capacidad de 21 carriles (frente a los dos con cuatro carriles hasta 1975). Por supuesto ya nos alertan que los graves problemas continúan y nos anuncian nuevos puentes. El cuadro presenta datos de los documentos expuestos a información pública en su momento:

AÑO 2000 2003 2010 2020
PUENTE SAN JOSÉ 35.600* 23.284 33.958 42.730 Veh/día
PUENTE DE LA SERNA 18.510 22.688 26.962 Veh/día

*Según datos municipales aportados al proyecto, por el puente de San José circulaban en 2001, 40.000 vehículos diarios.

Fuente: Para el dato del año 2000: “Propuesta de soluciones de conexión entre la calle Jamaica y la N-501 con nuevo Puente”, para el resto el Estudio Informativo del puente de La Serna.

Según las previsiones, en 2000 entraban en la ciudad 35.600 vehículos/día, que serán 34.000 en 2010. La pregunta es ¿para qué habrá servido entonces el nuevo puente, si no sólo no ha descongestionado el de San José si no que creará problemas de tráfico en nuevos lugares?. Por cierto, en ningún sitio se dice que el puente esté diseñado para 20.000 vehículos diarios, en realidad permite mucho más del doble de esa cantidad.

Ecologistas en Acción de Salamanca insiste en que este nuevo acceso a la ciudad por el Este sólo aportará ventajas de seguridad y alivio real del tráfico en el centro, y beneficios ambientales frente a la contaminación y el ruido, ahorro de combustible, etc, si va acompañado de medidas limitadoras del uso de automóvil en la Comarca salmantina y en los espacios centrales de la capital.

Como una apuesta decidida por el Transporte Público, creando una auténtica entidad única para el Transporte de Salamanca y su Comarca, reforzando y ampliando líneas y paradas, o aumentando frecuencias, medidas que de verdad acabarán con los problemas de comunicación relacionados con el río Tormes.

También hay que acabar con el caos urbanístico de la Comarca aprobando las Directrices de Ordenación del Área Urbana de Salamanca (trabajo incumplido de Juan Vicente Herrera) como mínimo con las limitaciones del proyecto en la actualidad. El descontrolado crecimiento del entorno de La Serna (además de miles de viviendas que no se sabe quien habitará, está en construcción el cuarto Centro Comercial de la zona) sólo ha sido posible con la construcción de puentes pagados con dinero público (con sobrecostes notables) para alentar negocios privados de dudoso interés general.

Importante también es reconvertir la Primera Ronda interior en una vía dedicada al Transporte Público y los residentes del entorno, dejando de ser el distribuidor de tráfico de la ciudad y zona de paso; continuar con la peatonalización progresiva del centro y acabando con proyectos de aparcamientos que sólo atraerán más coches (paradójicamente nadie habla de los crecientes problemas de aparcamiento de los residentes de la zona).

Por último, y ante el nuevo tramo de carril bici que nace en ningún sitio y lleva a ninguna parte, ya es hora de sacar adelante una política decidida de apuesta por este medio de transporte sostenible, diseñando una red que realmente comunique la ciudad y su entorno, con, al menos, las mismas condiciones que las que disfruta el vehículo privado.

La amenaza cierta de graves problemas para la humanidad, según el último Informe del Panel de Expertos para el Cambio Climático de la ONU, hay que combatirlo en las ciudades que contribuyen de forma notable al problema. Hace tiempo que los expertos insisten que las soluciones para la movilidad urbana no están en construir nuevas infraestructuras para los coches. Recordemos el “Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano” de la Unión Europea, que critica la zonificación espacial en la ciudad que no deja casi alternativa al uso del automóvil, y señala “Pero la creación de nuevas calles, túneles, etc., para acomodar el tráfico creciente produce el efecto perverso de enlentecerlo durante la construcción, a la vez que aumentan aún más la contaminación y el ruido. Una vez terminada esta infraestructura, el tráfico aumenta rápidamente hasta volver a alcanzar los anteriores niveles de congestión.”