Inaugurada las plantaciones de la llamada Huerta de la Partida, también conocida como Huerto de Medicinales, Membrillar, Plantel de Jardineros o Partida del Cura con plantaciones de magníficos árboles, y con esplendidas vistas sobre la ciudad que ya existían, el Ayuntamiento de Madrid que dirige Ruiz Gallardón y su equipo considera que queda liquidada la polémica que enfrentó dos maneras de ver las cosas en cuanta a la gestión patrimonial de la Casa de Campo, que sigue sin un Plan de Uso y Gestión.

Ecologistas en Acción y los Jardineros de CC OO, así como un grupo de historiadores y arquitectos paisajistas especializados en este enclave de la Casa de Campo quieren puntualizar lo siguiente.

El daño que se ha causado a la Casa de Campo y a sus restos históricos está siendo gravísimo, centenares de árboles talados y más de veinte Hectáreas afectadas, en estos dos años de obras, considerando que estamos ante el núcleo histórico, de unas decenas de hectáreas, de este antiguo Real Sitio y Bosque Real.

La marrullería legal y premeditada de no realizar Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental para acometer estas obras ha dejado inermes a nuestro Patrimonio Cultural y lleva camino de consagrarse en método de trabajo. Utilizando estudios serios de arquitectos paisajistas a su antojo sin el menor pudor y justificándose en ellos para cometer la fechoría.

El Ayuntamiento no puede sentirse satisfecho ante esta indignidad, por mucha mercadotecnia que le eche al asunto y más euros que sume a su ruborizante y engañosa campaña de blanqueo de una gestión casi delictiva, siendo como debe ser garante de legalidad. Habría que decir que la Dirección General de Patrimonio de la CCAA ha sido complice culpable de este atropello.

Los daños sobre los perfiles del suelo y su modificación brutal, tanto en el subsuelo como elevando cotas de más de dos metros; destrucción de los trazados preexistentes que podrían haber sobrevivido ante las actuaciones y que eran conocidos por el Ayuntamiento; arrasamiento de restos de jardinería del siglo XIX, que se hubieran podido resguardar; borrado del mapa de los Viveros de Medicinales que funcionaban desde comienzos del XIX y que no hubiera sido difícil integrar; explanamiento de restos arqueológicos importantes sin la menor consideración; destrucción intencionada de cercas y vallados que desdibujan las lindes y que son eran garantía de la unidad indisoluble del jardín y que parece parte del delirante proyecto; tala, arranque y trasplante de grandes ejemplares de Platanus x hispanica, y de decenas de árboles que enmarcaban los paseos y trazados.

Por otro lado y en la finca colindante del Reservado siguen las obras con invasión de las lindes destruidas por las obras previas, creación de taludes que inundaran la zona ante lluvias torrenciales.

La entrada del Puente del Rey y su histórica arboleda así como el ajardinamiento llamado de “la Principal” siguen sufriendo los daños de las obras con cambios en los niveles de las tierras y la misma desaparición de las lindes que es sin duda una de la mayores amenazas para este B.I.C. (Bien de Interés Cultural).

La arboleda de coniferas ejemplares de Príncipe Pío, catalogada ha sido destruida y entre los restos podemos contemplar ejemplares muertos todos ellos de los “trasplantes” del Sr. Gallardón. En las cercanías ha desaparecido la magnifica “rocalla” que enmarcaba la puerta del Campo del Moro y el llamado “túnel de Napoleón”

El Ayuntamiento de Madrid cuando quiere convencernos de “lo bien que está quedando todo” se olvida que en democracia el fin no justifica los medios y que la destrucción patrimonial sin precedentes que está sufriendo la Casa de Campo y su entorno es algo que no merecen los ciudadanos.

Ecologistas en Acción y CC OO, denuncian, por las consideraciones anteriores, que esta reforma de la Huerta de la Partida aunque aparentemente para el confiado ciudadano “ha quedado bien” realmente es un caramelo envenenado y un ejemplo de la pésima gestión de unos aficionados que han intervenido sobre un espacio histórico con cuatrocientos años de existencia alterándolo y destruyéndolo de forma irreversible.