Este proyecto, que nace a mediados de los años 90, se nos ha ido presentando a lo largo del tiempo, después de diferentes recalificaciones, bajo distintos disfraces: primero como “Urbanización Valcansado”, luego como “Parque temático Reino de Don Quijote”, y finalmente como complejo de ocio, de juego y zona residencial. En su última versión constaría de: tres campos de golf, área comercial de alto nivel, hotel casino, hotel balneario (al más puro estilo Las Vegas), diez mil viviendas de lujo…

1. Porque encarecerá y empobrecerá la ciudad.

- Habrá que mantener con fondos públicos servicios muy costosos, tanto por la distancia al casco tradicional de la ciudad como por el tipo de instalaciones previstas. Lo que pondrá en peligro el abastecimiento de servicios básicos a la actual población.

- Se crean falsas expectativas de desarrollo que fomentan la subida de la vivienda (un 17% la vivienda nueva en el 2006, frente al 9,1% de media en España), enriqueciendo a los constructores e hipotecando a los ciudadanos.

- Una vez más se someterá a la cuidadanía al poder de los mercaderes del ladrillo, que proyectan una ciudad mirando sus intereses lucrativos mientras que los sectores más desfavorecidos de la población empeoran sus condiciones de vida.

2. Porque despilfarrará agua y recursos naturales muy escasos.

- Un campo de golf consume el agua equivalente a una ciudad de 12.000 habitantes.

- El complejo urbanístico de ocio proyectado, según datos del propio Ayuntamiento, consumiría el agua equivalente a una población de más de 160.000 habitantes. Para ello, se pretende utilizar el agua del trasvase de la Torre de Abraham y del trasvase a la Llanura manchega. Esto haría a Ciudad Real totalmente dependiente de un recurso que no tiene, que cada vez llegará en menor cuantía y con mayor coste.

- Perjudicará enormemente la recuperación del acuífero 23 y del entorno de humedales tan importantes como Las Tablas de Daimiel, contraviniendo lo establecido en el Plan Especial del Alto Guadiana.

3. El casino y complejo de juego degradará seriamente la vida de la ciudad.

- El juego nunca ha traído nada bueno: crea hábitos nocivos y adicciones deshumanizadoras.

- Favorecerá la aparición de prácticas ilegales y mafiosas que imponen su ley basada en la explotación de las personas, crean miedo y falta de libertad.

Ante este proyecto disparatado, pensado más para el negocio particular que para la buena convivencia de las personas, pensamos que existen otras alternativas:

1. Que el diseño y desarrollo de la ciudad respondan a necesidades básicas (vivienda, movilidad, sanidad, educación, cultura…) de los ciudadanos y no al afán de negocio de unos pocos.

2. Que nuestros gobernantes no se comporten como sirvientes de los grandes promotores y permitan la participación ciudadana en el diseño y construcción de la ciudad.

3. Que se sustituyan proyectos irracionales como éste por otros ya presentados y basados en la recuperación del río y riberas del Guadiana, recuperación del patrimonio arqueológico y arquitectónico tradicional (rehabilitación de molinos hidráulicos, yacimiento de Calatrava la Vieja,…), espacios de conocimiento y educación sobre nuestro singular entorno natural y humano…, que generen una actividad económica y un turismo integrados y respetuosos con el entorno y nuestra identidad cultural.