Asistimos cada día a un nuevo escándalo urbanístico, constantes ejemplos de un, cada vez más generalizado, uso irresponsable y devastador del territorio. Lo que debía ser un uso racional del suelo se ha transformado en una ocupación especulativa del territorio, generando graves problemas ambientales y sociales y fomentando modelos de corrupción generalizados. Hoy el urbanismo y la construcción son las principales causas de destrucción del territorio. Los datos son elocuentes: Entre 1987 y 2000 la superficie urbanizada en España se incrementó un 29,5%. Se estima que de 1987 a 2005 este incremento alcanzó el 40%. En ese periodo algunas provincias, como Madrid, urbanizaron más del 50% de su superficie urbana previa. El propio Parlamento Europeo, en un reciente informe, califica de “enladrillado” y “expolio de una cultura” la actividad urbanística que se realiza en algunas zonas de España.

Como resultado final de esta actividad frenética, el Estado español tiene el mayor parque inmobiliario de la UE. Somos el país con un ritmo de construcción más alto, pero también paradójicamente el país donde resulta más difícil el acceso a la vivienda: Entre 1987 y 2005 el aumento acumulado del precio de la vivienda fue del 250% y el nivel de endeudamiento familiar alcanzó el 125% de la renta disponible. Hacer frente al préstamo contraído para comprar un piso detrae de media más del 40% del salario. Así pues, el problema va mucho más allá de que unos cuantos listos se enriquezcan, está en juego la destrucción del medio ambiente, nuestra calidad de vida y nuestro futuro.

Como esta lacra se puede observar en todo el Estado español, Ecologistas en Acción pone en marcha “Ni un metro más de hormigón”, una campaña de ámbito estatal que pretende servir para coordinar las distintas iniciativas locales contra la especulación urbanística, dotando a cada grupo de la asociación de herramientas que potencien su trabajo y faciliten su difusión.

La campaña incluye cursos y materiales de asesoramiento jurídico en el ámbito urbanístico así como herramientas de coordinación como el Mapa de la especulación, una aplicación en Internet que permite mostrar y poner en común el seguimiento de los distintos casos de especulación, a través de unas sencillas fichas que describen cada caso registrado en una base de datos común.