Ecologistas en Acción presentó alegaciones al PGOU de la Rinconada en las que se solicitaba que se desestimaran los desarrollos urbanísticos al margen del Pago de En Medio, dado que en esta zona de crecimiento, justificada como la conexión física entre los núcleos urbanos de Rinconada y San José, se planteaba la construcción de 4500 viviendas, más que suficientes para dar cabida a las necesidades de vivienda de La Rinconada y a la posible demanda de origen metropolitano.
El desarrollo urbanístico del Pago de Enmedio, más allá de las discrepancias que puedan existir en cuanto a las densidades planteadas o a cómo se resuelven cuestiones puntuales de ciertas infraestructuras, se ha realizado mediante una apuesta por la intervención pública mediante la expropiación de los terrenos que se han recalificado, permitiendo así la planificación de porcentajes de vivienda protegida que llega a duplicar las exigencias legales.
Resultaría paradójico que esta apuesta por un urbanismo desde lo público, sea, a día de hoy, la evidencia de la incapacidad de la Junta de cumplir sus propios compromisos, al dar por válido un PGOU como el de Rinconada que pretende la construcción de otras 5000 viviendas al margen de las del Pago de En medio, en las que se opta por el convenio urbanístico con las propietarios frente a la promoción pública, superando con creces los límites establecidos en el POTA en relación a los crecimientos de población permitidos para ocho años.
Como viene siendo habitual en temas urbanísticos, la Junta pierde la oportunidad de enviar un claro mensaje a los ayuntamientos, inmobiliarias y promotores, dando ejemplo en un municipio gobernado con mayoría absoluta por el PSOE de que los límites establecidos en el POTA son infranqueables y también de qué modelo urbanístico defiende, si el modelo de intervención pública en defensa del derecho a la vivienda o el del convenio urbanístico que ha plagado de corrupción Andalucía.
Permitir la aprobación del PGOU de La Rinconada sienta un peligroso precedente de interpretación interesada del POTA, que dará al traste con una norma que impone un mínimo de racionalidad a los desarrollos urbanísticos insostenibles que venimos padeciendo y hará buena la propuesta de los especuladores de que para eso mejor que no haya Norma.