Los parajes de Montijar, Caicunes y Almarajes, Anaya y Tamayo, en el municipio malagueño de Casarabonela, serán pronto pasto de los planes urbanizadores, según se desprende de los convenios urbanísticos suscritos entre el Ayuntamiento de la localidad y varias promotoras inmobiliarias.

La bonita localidad de Casarabonela se encuentra ubicada a 45 km de distancia de Málaga capital y a 54 de la ciudad de Marbella, en el piedemonte de la Sierra Prieta, que rodea la comarca a la que pertenence, el Valle del Guadalhorce, al borde de la vecina Serranía de Ronda. Este municipio está integrado en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.

URBANIZACIONES Y GOLF

Si a su situación «estratégica» se añade la belleza de su paisaje circundante y el tipismo de sus moriscas calles, Casarabonela tiene todo lo que «desean» las «nuevas oleadas urbanizadoras» que están «sacudiendo» el interior de la provincia malagueña. Una vez que el turismo de «sol y playa» ha «casi» agotado la disponiblidad de suelo para construir en los municipios litorales, ahora le «toca el turno» a los pueblos del interior.

Así, los antaño rústicos paisajes de Casarabonela han pasado a ser objeto de los planes de aquellos que «diseñan» y deciden el futuro de las tierras y de los pueblos. De esa manera, campos de golf y urbanizaciones masivas pronto ocuparán los espacios donde hasta hace poco encontraba uno de sus últimos refugios el otrora abundante paisaje mediterráneo de la comarca. A un no muy lejano plazo, las fincas rurales se verán transformadas en monótonas urbanizaciones (de «alto standing», claro) con rectilíneas calles de chalés, adosados y…, «lógicamente», campos de golf.

En la finca de Montijar, por ejemplo, se prevé la construcción de unas mil quinientas o mil ochocientas viviendas y un campo de golf de dieciocho hoyos. Está urbanización podrá suponer que Casarabonela vea doblada su población, ahora estimada en unas dos mil setecientas personas. Como «curiosidad» cabe indicar que, aunque está previsto que el citado campo de golf sea regado con aguas residuales de la propia urbanización, mientras las viviendas de la urbanización empiezan a generar su propias aguas residuales, el alcalde de Casarabonela, Sebastián Gómez (PSOE-A), declaró hace pocas semanas la posiblidad de que, entre tanto, el campo de golf se riegue con las aguas de una canal del río Guadalhorce que discurre por esa zona.

LA «MANIOBRA» DE LA REAPERTURA DE LA CANTERA

Mientras una parte importante de los vecinos de Casarabonela se afanan en las tareas de oposición ciudadana a la posible reapertura de una cantera de extracción de áridos en un bello paraje forestal del municipio, el alcalde de la localidad ha firmado recientemente cuatro acuerdos con empresas promotoras, según aparece publicado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Málaga, de 4 de octubre de 2004. Los acuerdos incluyen urbanizaciones y, al menos, un campo de golf.

Sobre las maniobras especulativas desplegadas para la reapertura de la citada explotación minera, se han publicado en este sitio web notas anteriores: «Casarabonela, amenazada» , «Casarabonela defiende un futuro sin canteras» y «Casarabonela reivindica su derecho a la calidad de vida frente a la reapertura de una cantera«.

Las energías de los ciudadanos de esta hermosa localidad malagueña, que está viviendo una de las mayores movilizaciones de su historia (no demasiado acostumbrada a los «sobresaltos») con la campaña anti-cantera, se hallan así «enredadas» contra la «posible» reapertura de la explotación minera. A la vez, las firmas de convenios entre el alcalde y las promotoras, para realizar futuras urbanizaciones, se han ido sucediendo.

CONVENIO URBANÍSTICO vs. ORDENAMIENTO URBANÍSTICO

Entre las «particularidades» de estos cuatro casos figura el que los referidos convenios urbanísticos se supeditan a que el plazo de vigencia de los mismos sea el del PGOU de la localidad, del que aún queda, como mínimo, un año para su entrada en vigor.

EXTENDIDA COSTUMBRE

La «costumbre» de firmar convenios urbanísticos estando aún pendientes los trámites previos a la aprobación definitiva de los planeamientos urbanísticos parece extenderse por otros pueblos malagueños. Así, las corporaciones locales de Gaucín o Genalguacil (con importantes bosques y zonas de alto valor ecológico en sus términos municipales respectivos) también han realizado esa «práctica».

LA HIPOTECA DEL CONVENIO

Con ello, en el caso de que la Autoridad urbanística de la Junta de Andalucía en Málaga no diera el visto bueno a las normas de planeamiento territorial de esas localidades, los Ayuntamientos se verían «obligados» a indemnizar a los promotores con los que han firmado el convenio. Lo cual podría suponer, de hecho, una «hipoteca» para los recursos financieros de esos pequeños pueblos (con escasos medios económicos pero con abundante riqueza paisajística, ecológica y de cultura popular).

Ante esa circunstancia se puede generar, también, otro efecto y es que el órgano competente de la Administración autonómica se muestre más «comprensivo» con el «hecho consumado» del convenio urbanístico suscrito y decida aceptar su inclusión en el ordenamiento urbano de esas localidades.

CONSECUENCIAS: ALGO MÁS QUE UNA «SENCILLA» HIPOTECA

En suma, como cualquier observador puede apreciar, el fenómeno de la urbanización masiva del interior de la provincia de Málaga (incluyendo los «inevitables» campos de golf) no sólo provoca el que se vean hipotecados el paisaje, el agua, el suelo, los recursos naturales, los valores ecológicos, el patrimonio cultural, el medio ambiente… de las poblaciones afectadas. También el futuro económico de los pueblos y/o la capacidad autónoma de las Administraciones públicas para dirimir lo que está ajustado a la normativa legal -al margen de los intereses particulares de los grupos de presión- se podrían encontrar seriamente comprometidos.