El Parlamento Europeo ha respaldado que el mercurio se almacene en lugares constantemente vigilados, mientras se estudian técnicas que permitan su almacenamiento seguro y definitivo. También se ha pronunciado a favor de evitar que se exporten ciertos derivados del mercurio y los productos que contienen este tóxico metal y que ya están prohibidos a la venta en la Unión Europea. Además, esta institución quiere reforzar la protección de la salud de los ciudadanos europeos prohibiendo las importaciones de mercurio y de algunos derivados.

Lo preocupante es que la prohibición de exportar mercurio no entrará en vigor hasta 2011, prolongando de este modo tres años más una grave contaminación. También hay que estar muy atentos para que los productos que contienen mercurio no acaben yendo a los países en vías de desarrollo. Hay que recordar que la alta volatilidad del mercurio hace que se desplace con suma facilidad y que aparezca en lugares muy alejados de la fuente de emisión, por lo que las medidas a tomar sólo pueden ser de carácter mundial. Su acumulación es especialmente notable y grave en los peces predadores de gran tamaño.

Por una parte, es importante que el Parlamento haya dejado claro que el almacenamiento del mercurio líquido sólo puede ser temporal y haya abogado por el principio de “quien contamina paga”, sugiriendo que se cree un fondo destinado a ayudar a la industria a llevar a cabo ese almacenamiento con todas las garantías.

Por otra parte, el Parlamento ha exigido que todos los agentes implicados intercambien información sobre los movimientos del mercurio y que la industria del cloro y otras que utilizan mercurio en sus procesos informen detalladamente sobre su actividad. Es fundamental saber con exactitud qué cantidades de mercurio se compran y se venden y a dónde van.

Ahora deben pronunciarse la Comisión y la Presidencia europeas antes de un posible acuerdo del Consejo de Medio Ambiente que se reunirá el 28 de junio.