Colaboración especial nº 50.

Juan López de Uralde, Director Ejecutivo de Greenpeace España. Revista El Ecologista nº 50.

El decano en climatología de la NASA, James Hansen, se ha atrevido a poner fecha al punto de no retorno. Según él, si en una década no hemos reducido de manera drástica las emisiones antropogénicas de gases invernadero, estaremos levando al Planeta hacia un abismo cuyas consecuencias son imprevisibles. Desde hace años, el movimiento ecologista casi en solitario está haciendo frente con un enorme esfuerzo a ésta y otras muchas agresiones a nuestro entorno, aunque pocas veces nos paramos a reflexionar sobre la importancia de nuestra actividad y la necesidad de intensificarla.

En los últimos años se va abriendo paso una corriente radicalmente desmovilizadora, que apunta a que la responsabilidad de la destrucción ambiental es de todos, y por tanto que sólo con pequeños gestos de cada uno podremos frenarla. No cabe duda de que todos tenemos algo que hacer en la defensa del medio. Sin embargo la responsabilidad de la destrucción ecológica de nuestro Planeta no es igual para todos: algunos tienen más, y unos pocos… mucha. Precisamente el ecologismo trata de poner de manifiesto tanto a los crímenes contra el medio ambiente, como a los que los cometen. Ésa es nuestra misión, y debemos seguir haciéndola sin descanso pese a los ataques injustificados, las críticas feroces o la indiferencia social.

Pensemos en el cambio climático. Todos emitimos CO2 en nuestra actividad diaria, y es necesario que actuemos con responsabilidad. Pero las corporaciones petrolíferas han torpedeado cualquier intento de regulación internacional en este tema; las empresas automovilísticas destruyen cualquier iniciativa para hacer los vehículos más eficientes; los sucesivos Gobiernos de España promueven el uso del automóvil con sus políticas de infraestructuras… Por ello me niego a aceptar que la responsabilidad de todos sea la misma.

Cuando alguien me pregunta qué puede hacer para ayudar en la protección ambiental, suelo decirle que, de verdad, lo más efectivo es apuntarse a una organización ecologista.