En agosto han aparecido en el El Bocal y en varios puntos del regadío en Montes de Cierzo ejemplares de mejillón cebra.
Hace más de un año se dio a conocer la existencia de este bivalvo en el Canal Imperial de Aragón y precisamente en El Bocal es donde nace este canal.
También han aparecido ejemplares de esta plaga en el Canal de Lodosa. Todo ello confirma que el mejillón cebra ha llegado a llegado a la Ribera.
Expertos aseguran que todo el río Ebro está lleno de larvas de mejillón cebra, desde el embalse de Sobrón hasta la desembocadura.

Ecologistas en Acción de Navarra ante estas noticias ha pedido que “se haga alta política ambiental” y criticó al Gobierno de Navarra porque “en todo este tiempo ha estado ausente”. Hace cuatro años ya dijimos que había que actuar, que había que tomar medidas para que la expansión fuera lo más lenta posible”.

El colectivo recordó que al menos en otras comunidades, como en el País Vasco, “han hecho prospecciones y se han tomado algunas medidas. El Gobierno de Navarra no ha tomado las medidas pertinentes, aunque el Ebro era el principal eje de expansión del mejillón cebra”. En su opinión se ha producido una dejación de funciones entre las diferentes administraciones que se demuestra con el hecho de que “un agricultor haya levantado una piedra y haya sido el que ha descubierto el mejillón cebra. Es criticable esta dejadez, pero más que ahora sea el Ayuntamiento de Tudela el que se presente en solitario como el ente que va ha luchar contra la especie invasora”.

Los ecologistas criticaron que “no es el momento de hacer gestos hacia la galería, como el de la concejala de UPN, Maribí Castillo, que convocó a los medios de comunicación de urgencia para afirmar que “no es una alarma real, es importante, pero hay posibilidad de controlarla y estamos a tiempo”. Se trata una vez más de seguir con la política de “no pasa nada, lo tenemos controlado” aunque se sepa que no es posible erradicarlos totalmente de embalses y ríos.

Hicieron hincapié en que hay que dejar de realizar “gestos” y que ante este tipo de problemáticas hay que empezar ha hacer “política de altura”, aunque el momento para llevarla a cabo era, en realidad, hace cinco años, cuando se tuvieron las primeros datos de su aparición en la cuenca del Ebro.
“Si la noticia de la rápida expansión de esta especie sirviera para retomar la coordinación de todas las comunidades autónomas, confederaciones hidrográficas, administraciones y colectivos implicados, pues habría que darla por buena”.

También matizaron que “ahora no se puede caer en la precipitación y la improvisación para solucionar el problema, ya que se corre el peligro de que para eliminar la plaga se empleen métodos que sean peligrosos para el medio ambiente o la salud, y eso no lo vamos a compartir”, finalizaron.